Claude Roy fue poeta y amante de los libros. Esta obrita es un brevísimo ensayo al respecto, al que da pie el paseo para la compra diaria de alimentos, lo que le sirve al autor para detenerse, naturalmente, en una librería.
"Los libros son personas o nada", "el dinero no da la felicidad, pero ayuda a comprar libros", los libros como la verdadera pasión "inútil", las conversaciones de librería, también las que tienen los mismos libros entre ellos, son algunas de las reflexiones de Roy. Sentido del humor, delicadeza y un amor por los libros que es también por las personas, porque, según el autor, nadie hay más enemigo de los libros que los ratones de biblioteca.
Da gusto leer algo tan bien escrito sobre el amor a la literatura y al objeto del libro de alguien que no renuncia a otros placeres. Roy en este texto no va de eremita o solitario lector o escritor, esa pose que tantos adeptos tiene, como si escribir o leer tuviera que hacernos necesariamente seres huraños que miran por encima del hombro al resto. Los libros pueden abrirnos a los demás, ser un lector empedernido no implica apartarse de los asuntos domésticos ni de la gente.
Este pequeño librito ha sido publicado por Olañeta dentro de su colección Centellas de textos breves, joyitas que se leen en una hora aproximadamente, de Wharton, Melvillle, Chejov o Wilde entre otros autores. Vale la pena este libro y el resto de la colección, una estupenda selección de autores y obras pequeñas cuidadosamente editadas como hace siempre Olañeta.