El dedo en la boca (Fleur Jaeggy)-Trabalibros
El dedo en la boca
Ficha técnica:
Autor: Fleur Jaeggy
Editorial: Alpha Decay
ISBN: 978-84-92837-74-8
Número de páginas: 96
Género: Narrativa
Valoración:
Se llama Lung L. No tiene más de veinte años "pero sí una simpática experiencia general". Vive en una clínica en la que recibe un enérgico tratamiento. De niña pensaba que recorrer clínicas podía ser una vida interesante, descansada y -siempre que uno tuviera recursos comunicativos- llena de extraños encuentros. Pero ahora los médicos le aburren y desearía evitar cualquier tipo de ingreso hospitalario. Lung tiene una predisposición innata a confundir las ideas claras y elementales y por ello, constantemente, le sobreviene un sentimiento de exhasperación vital. Lung se chupa el dedo. "Cuando llueve se mete en la cama, se deja ir por un laberinto en bajada, se enternece con el dedo en la boca y no necesita nada, sino volver a subir, si tuviera un ojo muy redondo parecería una demente, se aleja y con la otra mano atrapa en el aire las huellas de la memoria y construye inmensos puzzles". Seguramente sufre algún tipo de desviación. En su caso, sea cual sea su presunta enfermedad, el diagnóstico y en consecuencia la convalecencia puede durar toda la vida.

De pequeña y a instancias de su tío-padre Lung recibió la "educación de lo neutro", fundamentada en el conocimiento de la precariedad de todo femenino y masculino. Aprendió a convertirse en una criatura neutral que pasaba inobservada entre los masculinos y femeninos. Insertado entre un hombre y una mujer, el neutro se convierte "en la plenitud de los tres". El ser neutro va escaso de personalidad, pero es un artista del desdoblamiento y la intercambiabilidad. Lung ha entendido que conviene callar y olvidar lo que no se puede decir, pero también intuye que un ser no puede dejar de ejecutar su "gesto irremediable".

En sus conversaciones con los médicos revela con una naturalidad inquietante cómo "sigue con la mirada la rareza nefanda de los meandros de lo horrible", cómo siente deseos de comerse a su compañero de tren, ahogar en un lago a su enfermera, cortarle la mejilla a una niña, rellenársela de arena y luego cosérsela, o cómo piensa en ocasiones en degollarse a sí misma o en arrancarse los ojos. Lung ha prometido contar sólo lo que sea necesario, aunque desearía contar más, pero no lo hace, se contiene. Únicamente ante el resto de neutros habla sin simular, entre ellos encuentra un orden y un sentido. Ante el resto de personas habla sólo para hacer, pues "su hacer es una manera de decir".

En "El dedo en la boca" Fleur Jaeggy desarrolla otro de sus perturbadores y desconcertantes personajes femeninos. Mujeres extrañas que se relacionan de forma compleja con el mundo. Mujeres jóvenes que arrastran una infancia nada convencional y unas relaciones paternofiliales de una difícil y desasosegante afectividad.
Enviado por: Bruno Montano
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