La muerte de H.B.

Plácido Romero
Honoré de Balzac y Horace Bianchot tuvieron vidas paralelas. Ambos compartieron orígenes muy modestos. Por medio del esfuerzo, ambos consiguieron destacar en sus profesiones, muy similares en ciertos aspectos: el novelista inventaba vidas; el médico las salvaba. Bianchot se acabó convirtiendo en el doctor más prestigioso de todo París; Balzac, en el escritor con más fama en Francia.

Cuando Balzac cayó enfermo, a nadie extrañó que hiciera avisar a Bianchot. Sin embargo, el célebre doctor no pudo asistir al moribundo porque él mismo estaba agonizando. Horace Bianchot no pudo salvar a Honoré de Balzac, el escritor que lo había creado.
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