Por qué no escribir sobre nosotras

Jimena Sierra
A toda mujer le encanta tener a su lado a un hombre caballero, de esos que abren puertas de autos, caminan del lado de la calle, les prestan su abrigo cuando hace frío, pero al rato ya les resulta un viejo machista.
Nos encanta vestirnos a la moda, al rato nos cagamos de frío y terminamos poniéndonos el saco de una amiga, que no sólo es feo y de la temporada pasada, sino que, además, vos estás vestida de marrón y el saco es negro.
Hacemos dietas terribles para vernos bien y aparece un postre y no le podemos decir que no. O peor, lo hacemos para que nos quede lindo el vestido en la fiesta y ese mismo día al ir al baño ya no nos prende por la cantidad de cosas que comimos.
Nos encanta el que no nos da bola, y nos parece un estúpido inmediatamente después de que ese mismo personaje nos dice que le gustamos (o cuando ese idiota se pone de novio con otra!)
Sacamos todo nuestro coraje e hidalguía al momento de depilarnos, tatuarnos, hacernos aros, pero nos morimos de dolor y no paramos de llorar cuando se nos quiebra una uña.
Queremos rulos si somos lacias y nos compramos la mejor planchita si tenemos rulos... Y sigue sin gustarnos.
Esperamos al amor de nuestras vidas y cuando lo encontramos nuestro mayor deseo es ser libres (como el sol cuando amanece yo soy libre... como el mar♫)
Pasamos horas y horas hablando con amigas sobre nuestros problemas, y cuando te tiran la punta, vos vas y hacés todo lo contrario.
Somos capaces de tomar decisiones importantísimas en nuestros trabajos, con nuestros hijos, sobre nuestra pareja, pero llamamos a nuestra mejor amiga para que nos acompañe a comprarnos un vestido.
Tomamos sol para vernos lindas en verano y nos untamos en súper cremas antiarrugas para no vernos chamuscadas.
Somos autosuficientes pero queremos una compañía.
Somos ninfómanas y cuando nos proponen tener sexo a diario nos duele la cabeza.
Si nos dicen que estamos lindas no les damos bola, si no lo hacen se lo preguntamos.
Para eso estuvimos todo el día de compras, probándonos todo lo que encontrábamos y al llegar a casa, no nos gusta y salimos con la pollera y la remera de siempre.
Nos compramos veinte pares de zapatos y nos quejamos a fin de mes de que no nos alcanza la plata.
Nos encanta que nos digan lo bien que cocinamos y odiamos la cocina.
Queremos trabajar y cuando llegamos a casa nos preguntamos a quién se le ocurrió el feminismo.
Queremos, pero no.
Hacemos, pero no queremos.
Callamos, pero queremos decir.
Decimos, y al minuto nos mordemos la boca.
Calentamos, y después nos vamos al mazo.
Lloramos y reímos casi al mismo tiempo.
Decimos no cuando queremos decir sí. Y sí cuando queremos decir sí, o no...
Somos madres, hermanas, amigas, buenas personas, críticas, yeguas, todopoderosas, pequeñas indefensas, Caperucita y Cruela De Ville, La Bruja y La Santa.

Ahora, ¿entienden por qué no nos entieden? ok, ya sé que al rato van a pensar distinto...
Texto libre Trabalibros

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