El tren

Guillermo de Pablo
Vivía al otro lado del puente que cruzaba la vía del tren, me gustaba verlos pasar desde arriba, siempre, desde que era un niño. Nunca imaginé que uno de ellos me llevaría tan lejos de allí. Ahora, que han pasado tantos años, no puedo perdonar que me separara de mis padres, mis amigos, las calles que recorría; mis sueños que se quedaron en nada al final.

Mi añoranza me hizo tomar un tren el otro día y volví a mi casa; todo había cambiado tanto: mis padres muy ancianos ya, cansados, agotados, simplemente esperando; mis amigos eran seres extraños para mí, mis viejas calles me parecieron extenuantes, mi puente había desaparecido y ni las vías encontré, habían sido todas soterradas para no molestar a los ciudadanos.

Marché de allí con un profundo dolor en mi alma y comprendí que todo pasa; no pude volver a revivir mi niñez y ningún tren me llevaría a ella.

Ahora no dejo de contemplar los aviones.
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