Trabalibros entrevista a Santiago Posteguillo, autor de "El séptimo círculo del infierno"

miércoles, 11 de octubre de 2017
"El arte es una forma de sublimar".
Santiago Posteguillo puede presumir de ser uno de los escritores más leídos de nuestro país. Sus obras traspasan fronteras y sus novelas suelen posicionarse rápidamente entre los libros más vendidos para mantenerse en los puestos más altos durante largo tiempo. Este autor valenciano, profesor titular de lengua y literatura inglesa en la Universitat Jaume I y doctor europeo por la Universitat de València, ha cosechado un gran número de galardones, quedando finalista del Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza, obteniendo el Premio de la Semana de Novela Histórica de Cartagena y el Premio de las Letras Valencianas en 2010, así como los premios Hislibris.com 2009 al mejor novelista histórico y a la mejor novela histórica.

Como autor de novela histórica escribió la trilogía de Escipión (compuesta por "Africanus, el hijo del cónsul", "Las legiones malditas" y "La traición de Roma") y la trilogía de Trajano (formada por "Los asesinos del emperador", "Circo Máximo" y "La legión perdida"). Son también de su autoría una serie de libros muy amenos en los que ficciona sucesos reales poco conocidos de la historia de la literatura, que inició con "La noche en que Frankenstein leyó el Quijote" y continuó con "La sangre de los libros".

El séptimo círculo del infierno (Santiago Posteguillo)-TrabalibrosBruno Montano ha tenido la oportunidad de entrevistarle con ocasión de la reciente publicación del tercer libro de esta saga, "El séptimo círculo del infierno", un nuevo viaje a través de la historia de los libros donde "Santiago Posteguillo consigue contagiarnos su amor por los libros y en especial por los autores cuyo genio y talento hizo que del infierno salieran con obras que aún hoy nos elevan a los altares" (editorial Planeta)

- Bruno Montano, Trabalibros: “El séptimo círculo del infierno” es un homenaje a una serie de escritores y escritoras maltratados por la historia, perseguidos, encarcelados, olvidados. Escritores que a pesar del infierno que atravesaron, o precisamente gracias a eso, consiguieron pasar a la historia de la literatura creando grandes obras. ¿Tú, como escritor, crees que se escribe mejor desde el cielo o desde los infiernos?

- Santiago Posteguillo: Yo quiero pensar que se puede escribir muy bien desde los dos lados: desde los cielos y desde los infiernos. Como todo artista que pretende conseguir hacer algo bueno con su arte, me gustaría no tener que pasar ningún infierno más allá de los propios infiernos que vamos a pasar todos: pérdida de los padres, pérdida de los abuelos… Quiero decir que incluso en la mejor de las vidas posibles tenemos nuestra dosis de sufrimiento asegurada. Y, por otra parte, ¿quién no conoce casos de gente que ha perdido a familiares por accidentes, etc? Lamentablemente, el infierno nos rodea. Pero es cierto que muchos artistas, cuando están obligados a vivir en un infierno, se refugian en su arte y, con el talento que tienen, parece que se rebelan contra ese infierno creando grandes obras artísticas. Y en el caso de los escritores grandes novelas, grandes obras de literatura.

- B.M.: Para usar un término freudiano, ¿dirías que de alguna forma consiguen sublimar ese sufrimiento por medio del arte y transformarlo en belleza?

- S.P: Sí, de hecho esa palabra la podría haber utilizado en el libro. En otras entrevistas la he usado y es cierto: el artista sublima su sufrimiento a través del arte. Es algo bastante evidente. La obra de Imre Kertész, “Sin destino”, es un ejemplo clarísimo. Yo creo que Kertész la tenía que escribir para conseguir sacar parte de su propio sufrimiento fuera. Además describe muy bien su paso por los campos de concentración nazis, enseña muy bien lo que sucedió entonces y, lamentablemente, es una novela de rabiosa actualidad en un momento en que en el Bundestag han entrado otra vez los nazis, en un momento en el que los neonazis campan a sus anchas por Virginia justificados por el presidente de los Estados Unidos y en un momento donde estamos viendo cómo los políticos manipulan a la gente de forma torticera. Sí, el arte es una forma de sublimar, no lo dudes.

01.Bruno Montano entrevista a Santiago Posteguillo-Trabalibros
- B.M.: A mí Kertész me gusta muchísimo. “Sin destino” me gustó mucho, pero disfruté más con el “Diario de la galera”. Es un libro interesantísimo publicado por Acantilado.

- S.P.: Este no lo tengo controlado. ¿Tiene que ver con los campos de concentración o con la época posterior?

- B.M.: Es un diario en el que reflexiona sobre muchas cosas: literatura, filosofía, ética, historia… También cuenta, por supuesto, pasajes de su vida. Y tiene otro libro titulado “Yo, otro” que también me fascinó. Me impresionó sobre todo cómo un hombre que había pasado por varios campos de concentración y había sufrido tanto era capaz de volver a ver la vida con placer, de volverla a disfrutar. Nada de “después de Auschwitz no es posible la poesía”, que dijo Adorno: Kertész demuestra que después de Auschwitz hay poesía, hay placer, hay amor, hay arte, hay belleza…

- S.P.: Yo recomiendo “Sin destino” más que nada porque creo que tiene una lectura más sencilla que las que me estás planteando.02.Bruno Montano entrevista a Santiago Posteguillo-Trabalibros

- B.M.: Eso es cierto. Volviendo a tu libro, en “El séptimo círculo del infierno” hablas de diferentes tipos de infierno: de infiernos artificiales, de infiernos naturales como los que has comentado antes y también hablas de "infiernos sutiles". ¿A qué te refieres con esto último?

- S.P.: Me refiero a la parte que critico bastante en el epílogo. Como hoy en día los gobernantes saben que no tiene buena prensa quemar libros en la plaza pública hacen exactamente lo que la Inquisición hacía en su día, pero sutilmente. Y lo explican alegando que no tienen más remedio, que hay que recortar fondos para las bibliotecas públicas porque estamos en plena crisis económica, que deben recortar en las humanidades, no porque no sean importantes, sino porque tienen que meter más informática y más matemáticas. O el tema del IVA cultural. A esto me refiero cuando hablo de infiernos sutiles. Son medidas que se toman de forma sutil pero que, cuando las pones todas juntas, son como un tanque que lo va arrasando todo. Si lo tienes en cuenta todo, al final es como si hubieras llenado la Plaza Mayor de Madrid de libros y los hubieras quemado.

- B.M.: Sé que la escritora Luz Gabás te sugirió que introdujeras más mujeres en este libro, porque en su caso el olvido que sufren es doble: por una parte por ser intelectuales, pensadoras y escritoras; por otra parte por ser mujeres.

- S.P.: Sí, pero como la historia siempre la van escribiendo los hombres y prácticamente el 100% de los manuales de literatura hasta 1970 los habían escrito solo hombres, no es fácil encontrar casos. En “El séptimo círculo del infierno” he incluido el mismo número de hombres que de mujeres, pero no por querer ser políticamente correcto, simplemente porque son la mitad de la población. Sin forzar. Yo creo que todas las mujeres que aparecen en el libro son magníficas literatas o intelectuales, cuando no ambas cosas. Simplemente son desconocidas por un número de causas, además de por ser mujeres. Creo que todas ellas son sumamente interesantes.

03.Bruno Montano entrevista a Santiago Posteguillo-Trabalibros- B.M.: De hecho, yo en este libro he descubierto a tres escritoras que no conocía. Por ejemplo, no conocía ni tenía ninguna referencia de Emilia Serrano, baronesa de Wilson, ni de Dolores Prida, ni de Julia de Burgos. A ellas las he descubierto a través de tu libro. ¿Has pretendido con él descubrir a escritoras olvidadas?

- S.P.: Sí. Además, me reconocerás que los escritores y escritoras que aparecen en el libro son poco conocidos. He procurado también salirme del eurocentrismo y buscar otras literaturas por América Latina, por zonas del Caribe, por zonas de África, literaturas que normalmente nosotros dejamos de lado, que no visitamos. No digo que las despreciemos, simplemente que no las visitamos. Por otra parte, yo en la universidad me voy renovando, no soy un profesor que dé el mismo material todos los años y tengo una asignatura en la que me lo paso como un auténtico enano que se llama “Literaturas del mundo en lengua inglesa” a través de la cual voy descubriendo autores poco conocidos para el gran público. Arundhati Roy ya es muy conocida, pero por ejemplo a Bharati Mukherjee o Arundhathi Subramaniam ya no las conoce casi nadie y son autoras muy interesantes. Hay dos poetas keniatas, no recuerdo ahora exactamente los nombres y que cuestan mucho de pronunciar, que son muy buenas. Gabriel Okara es otro escritor africano que también es muy interesante y tiene unos poemas muy buenos.

Hay un montón de autores desconocidos de este tipo que yo veo que conectan con los alumnos, porque hablan de temas universales. “El séptimo círculo del infierno” tiene esos dos temas adicionales: en él hago más énfasis en las mujeres -siendo ecuánime y sin forzar- y también hago más énfasis en literaturas poco visitadas por los lectores.


- B.M.: Me gusta la fórmula didáctica que utilizas en el libro, a la que tú llamas la “teoría del ángulo inesperado”. Atrapas la atención del lector con una anécdota, luego la ficcionalizas, tejes una pequeña intriga sobre la identidad del autor y al final recomiendas uno de sus libros principales haciendo una especie de prescripción indirecta.

- S.P.: Esa es la fórmula, a la que yo le he dado el nombre de “teoría del ángulo inesperado”. Eso mismo lo hago en las novelas, en las que a veces cambio de capítulo, lo acabo en “clip hanger” dejando al lector “al borde del precipicio” y trato de que el nuevo empiece de forma que sorprenda al lector. Y he tratado de trasladarlo a los relatos de este libro. Edgar Allan Poe, que sabía mucho de relatos cortos, decía que en ellos lo que funciona muy bien es la intriga. Y otros excelentes autores de cuentos, como Cortázar, defienden que funciona muy bien lo cómico. Yo utilizo estos recursos en mis relatos de modo que, aunque cuente lo mismo, el resultado final no es igual que el de un ensayo. Incluso a veces me introduzco a mí mismo como personaje, por darle algún toque de actualidad y de frescura.

04.Bruno Montano entrevista a Santiago Posteguillo-Trabalibros
- B.M.: ¿Qué criterios de selección has manejado a la hora de escoger escritores y obras?

- S.P.: Por darle un poco de unidad al conjunto, un criterio ha sido que hayan pasado por un infierno particular -sobre todo si fueron escritores perseguidos por estos poderes fácticos tan brutales como los que aparecen en el libro (los nazis, etc.)- y que sean autores olvidados. Que, a mi entender, todos ellos merecieran la pena ser más leídos y más conocidos. También que la selección fuera variada, tanto geográficamente, como de género, de creencias y de tradiciones literarias. El resultado es un conjunto de autores muy variopinto, pero creo que eso mismo lo hace más entretenido. Que tú estés leyendo algo de la Antigua Grecia y puedas acabar en la Hungría de la Segunda Guerra Mundial, pasando por países de América Latina o de África, creo que lo hace mucho más entretenido que si fuera sólo de un contexto. Aunque escribiendo este libro se me ha ocurrido la idea de hacer otro sobre alguna tradición literaria de las poco visitadas por nosotros, por ejemplo literatura de la India o de África.

- B.M.: ¿Un cuarto libro de esta serie?

- S.P.: A veces lo he pensado. Podría darle ese enfoque.

- B.M.: Los relatos de esta serie de libros ("La noche en que Frankenstein leyó el Quijote", "La sangre de los libros" y "El séptimo círculo del infierno") me recuerdan a la columna que escribías para el periódico “Las Provincias” hace unos años.07.Bruno Montano entrevista a Santiago Posteguillo-Trabalibros

- S.P.: Eran parecidos, pero siempre ajustándome a una extensión limitada por los caracteres de la columna. Al pasarlo al libro y como el espacio ya no me preocupa reformulo, añado segmentos, hago más hilaciones y referencias intratextuales de un capítulo a otro… 

- B.M.: ¿En tu sección del periódico también ficcionabas la anécdota mediante diálogos y otros recursos narrativos?

- S.P.: Sí, seguía el mismo esquema. Esas colaboraciones son pequeños gérmenes de lo que hay en los libros. Pero actualmente he tenido que dejar de hacer esas colaboraciones por falta de tiempo.

- B.M.: En varios capítulos de tu libro haces una serie de reflexiones que me parecen muy interesantes. Por ejemplo, en el capítulo que dedicas a Pearl S. Buck en un momento dado dices: “Los poderes, sean del color que sean, simplemente odian las mentes independientes porque el poder, por definición, odia la libertad del individuo. Y de la individua aún más”. Al poder no le interesa la inteligencia, le interesa tener súbditos.

- S.P.: No, claro. ¿Tú crees que a Rajoy y a Puigdemont les interesa la inteligencia? Obviamente no. Fíjate que ahora ya no se habla de la corrupción, ni del uno ni del otro. Lo que les interesa es tener súbditos manipulables e influenciables. Este es el mundo en el que vivimos y es hacia lo que tienden los poderes en general. La solución es, en la medida de nuestras posibilidades, educar en la convivencia, en la inteligencia, en la pluralidad de ideas y en la aceptación de esta pluralidad. Eso es a lo que tenemos que intentar llegar. Pero claro, el poder lo que quiere son robots no pensantes con destrezas técnicas, pero que no se planteen ni cuestiones éticas ni sus propios derechos. Ese 1984 hacia el que el poder tiende siempre está en el lado opuesto de la utopía a la que nunca vamos a llegar donde todo esto sería maravilloso, todos seríamos super cultos y super inteligentes, todos los valores fueran democráticos. Pero, como el poder siempre tira hacia ese lado, nosotros tenemos la obligación de tirar hacia el otro para compensar. El resultado es que nos vamos quedando en un punto intermedio, unas veces más hacia un lado que hacia otro.


Quizás en el momento en que más nos acercamos a la utopía fueron en los años 50 y 60 en Europa. La Segunda Guerra Mundial lo dejó todo tan destrozado que parece que los poderes se relajaron un poco y se creó la gran clase media europea, etc. Pero desde los años 80, cuando vienen Margaret Thatcher y Ronald Reagan y regularizan todo el sistema financiero, volvemos al crack del 29, pero reproducido a principios del siglo XXI. Y ahora estamos otra vez en ese extremo y tenemos que volver a tirar hacia el contrario. No queda otra opción. El poder ha bajado los sueldos radicalmente a la gente, se ha masacrado en gran medida a la clase media y tenemos que volver a los años anteriores en ese sentido. Hay que volver a intentarlo, pero costará.


05.Bruno Montano entrevista a Santiago Posteguillo-Trabalibros- B.M.: Como dice Martha Nussbaum en "Afán de lucro", el modelo educativo actual tiende a eliminar progresivamente las humanidades y prioriza los perfiles científico-técnicos, obedeciendo sólo a criterios de rentabilidad económica. Ella defiende que las humanidades (Historia, Literatura, Arte, Filosofía...) forman auténticos ciudadanos pensantes y críticos.

- S.P.: Claro. Yo a mis alumnos les hago leer “Rebelión en la granja” y les explico que no se trata de que las revoluciones sean o no necesarias, se trata de saber que una revolución puede empezar de una forma y acabar de otra muy distinta a como uno puede pensar. Y además les digo que en mi clase se puede estar totalmente en desacuerdo conmigo, incluso con George Orwell; lo único que no se puede hacer es no leer el libro. 

- B.M.: En un capítulo de tu libro hablas de Hamlet, un profesor que tuviste en Estados Unidos y que os decía que "no sólo hay que leer aquello con lo que se está de acuerdo”. Esa idea fue muy importante para ti.

- S.P.: Sí. Para mí hay un antes y un después de haber conocido a ese hombre. Yo trato de transmitirle eso a mis alumnos y les digo que no se informen siempre a través del mismo medio de comunicación ni de la misma fuente. O que no se descarguen siempre el mismo tipo de música. Que no vivan encerrados en su propia burbuja todo el rato. Les digo que se fuercen, de cuando en cuando, una vez a la semana o una vez al mes, a hacer algo que normalmente no harían. Porque de este modo podrán reafirmar su posición inicial o a lo mejor despertar interés por cosas nuevas.

- B.M.: En tu libro citas una carta que Mijaíl Bulgákov envió a Stalin y en la que le decía que “la lucha contra la censura, cualquiera que sea y cualquiera que sea el poder que la detente, representa mi deber de escritor”. ¿El deber del escritor es luchar contra la censura, contra la oscuridad?

- S.P.: Yo creo que sí. Aquí hay una cuestión a debate: están los que entienden el arte por sí mismo, sin un componente social, y estamos otros artistas que pensamos que el arte tiene un componente social. ¿Tú crees que Goya no pensaba que lo que hacía tenía un componente social? Yo creo que sí. Aunque puede haber otros artistas que potencien más en sus obras el valor puramente artístico y de entretenimiento. Y eso también es legítimo. Yo creo que, dentro de las distintas artes clásicas, la literatura en particular tiene más posibilidades que las demás de potenciar su componente social. Y en ese sentido pienso que desde la literatura tenemos que intentar impulsar valores positivos.

Esta serie de libros los hago porque, en el fondo, soy un profesor. Quería aprovechar la cierta popularidad que tengo gracias a mis novelas para hacer algo bueno, para fomentar que la gente lea este tipo de libros desconocidos para el lector común. Incluso si vas a mis novelas históricas encontrarás el componente social porque en ellas trato de promover valores positivos. Con Escipión la importancia de las humanidades y de la cultura griega, con Trajano la lucha contra la corrupción y el exigir predicando con el ejemplo… Son cosas universales que valían hace mil años y valen ahora. La selección del personaje protagonista ya te dice qué tipo de novela quieres hacer. Para mí el componente social es muy importante.


06.Bruno Montano entrevista a Santiago Posteguillo-Trabalibros
- B.M.: Ayer hablé en la radio sobre “Diario de un genio” de Dalí. Escogí este libro porque quería que la gente supiera que Dalí, además de un genio de las artes plásticas, también era un gran escritor. Su diario me fascinó, me interesó y me hizo pensar muchísimo, Dalí tenía una mente brillante, una de las mentes más sugerentes del siglo XX. En el capítulo de tu libro que dedicas a Oliverio Girondo citas un famoso cuadro de Dalí en el que éste consigue "doblar" las imágenes para expresar mejor su mensaje y apuntas que haría falta un Dalí de las palabras. En este capítulo Girondo le pregunta a Lorca si es posible doblar las palabras. Me gustaría transmitirte a ti esa misma pregunta. ¿Se pueden doblar las palabras? ¿Se puede hacer ese uso plástico del lenguaje?

- S.P.: Para hacerlo hay que ser muy bueno y muy audaz. Girondo sí lo era y demuestra que es posible doblar las palabras en el poema que incluyo en el libro. Él sí que lo puede hacer, pero creo que yo no soy capaz. Creo que en un futuro quizás alguien pueda pensar: Santiago no doblaba las palabras, pero doblaba y urdía bien las distintas tramas para crear unas obras de mucho dinamismo escénico y acción. Eso sí creo que se me da bien. Yo creo que mis novelas históricas, más allá del componente social, tienen una labor de catarsis y de entretenimiento muy potente. Y eso no está nada mal. Es como cuando Plauto conseguía entretener y relajar a la gente con sus comedias en un momento en que todo el mundo estaba muy asustado porque sabía que Anibal iba a entrar. ¿Por qué tuvo tanto éxito “Ocho apellidos vascos”? Porque la gente en España, después de treinta o cuarenta años con el tema, necesitaba reírse de eso. Pero sin embargo “Ocho apellidos catalanes” ya no ha funcionado igual de bien porque nos falta perspectiva. Estamos tan metidos en este tema todavía… La parte catártica y de entretenimiento también es muy meritoria en una obra.

- B.M.: Cuando tú hablas de los virus que te inocula la literatura mencionas al entretenimiento, al pensamiento y a la crítica.

- S.P.: Sí. Aunque el primero de los virus da un poco de miedo, porque una persona más entretenida es una persona más feliz y el poder quiere personas felices y muy controladas.

- B.M.: Como tú dices, la verdadera revolución es leer y comprar libros.

- S.P.: Sí, yo eso lo tengo muy claro. Y hago lo que puedo para transmitirlo, pero reconozco que es un tema muy complejo.


Desde Trabalibros agradecemos a Santiago Posteguillo el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a los responsables del Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un lugar ideal para esta conversación y a la editorial Planeta el haber hecho posible el encuentro con este autor.
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