Trabalibros entrevista a Diego de Olmedilla, autor de "Adelgaza con el Método Thinking"

jueves, 18 de abril de 2013
"El problema de la obesidad no reside en el estómago sino en la cabeza, en el vínculo adictivo que establecemos con la comida".
Diego de Olmedilla es autor de "Adelgaza con el Método Thinking" (editorial Espasa), un sistema saludable para deshacerse de los kilos de más de forma definitiva y que tiene en cuenta el factor psicológico e incluso espiritual de las personas. Creado por él mismo y basado en su propia experiencia, el Método Thinking es, en realidad, mucho más que un régimen, es "una propuesta revolucionaria que integra la medicina, la psicología, el ejercicio físico y una dieta natural", un manual de psiconutrición y crecimiento personal.

Adelgaza con el método Thinking-Diego de Olmedilla (Trabalibros)Bruno Montano de Trabalibros tuvo la oportunidad de hablar con Diego de Olmedilla sobre su método, el resultado es el que veis a continuación.

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Teniendo en cuenta que el hombre es una realidad biopsicosocial, cualquier intento de provocar un cambio en éste debe tener en cuenta estas tres dimensiones. Tu método lo hace, tiene un enfoque holístico y multidisciplinar. Nutrición, deporte, medicina y psicología, ¿deben ir unidos para provocar el cambio?

- Diego de Olmedilla (D.O.): Sí, pero fíjate, me ha costado muchos años entender esto. He deambulado por el mundo de las dietas durante años y sabía que algo faltaba, porque me daba cuenta de que las dietas sólo ofrecían una solución parcial y a veces eran un problema más que una solución. De hecho, yo siempre digo que dieta o régimen son sinónimos de fracaso. Tuvo que ocurrir un episodio singular en mi vida para que me diera cuenta de que mi problema iba mucho más allá de una mala alimentación, mi problema era de vínculo.

Si quieres, te cuento un poco como fue. Durante una época yo iba a ayudar a enfermos terminales de sida y un buen día me tocó Andrés. Andrés era un chico de veintitantos años, murió a los veinte o treinta días de aquel episodio. El pobre chico estaba allí tumbado y yo le llevaba el agua, la comida, le daba conversación si quería. En esto llega su madre y dice, entre lágrimas: "¡Por Dios, hijo, Andrés, cómo es posible, por qué te pinchas, cómo has llegado hasta aquí! Y dijo exactamente esto (reproduzco sus palabras textuales): "Mira, mamá, cada vez que me pincho es como si me corriera por todos y cada uno de los poros de mi cuerpo. Pero también sé, mamá, que cada vez que me pincho me estoy acercando a la muerte, pero no puedo parar". Primero el impacto de la primera frase me dejó helado pero luego, pensando en el tema, establecí una comparación con mi caso. Pensé: No puedo parar. Yo soy un gordo ilustrado, yo soy un gordo enciclopédico, sé todo sobre nutrición porque durante años no he hecho más que viajar por ese mundo. Conozco libros de un montón de profesionales del sector y conozco las dietas disociadas, hiperproteicas, hipocalóricas... todo. Pero no me habían funcionado. De alguna manera pensaba: Yo soy una persona normal, con una formación, yo me he esforzado para tener mi carrera, para sacar adelante a mi familia, me he enfrentado a dramas personales como casi cualquier persona en este mundo. ¿Por qué no me puedo enfrentar a las ganas de comer? ¿Qué me pasa? Las palabras "no puedo parar" me dieron la clave. Pensé: soy como Andrés. Tengo que parar pero no puedo, así que lo que tengo es una adicción. Y a partir de ahí empecé a trabajar incorporando ese punto de vista.


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Incorporé el deporte, yo siempre había sido deportista y me gustaba practicarlo, así que esa parte la había encontrado. La parte médica la había despreciado toda mi vida, uno siempre cree que nunca se va a morir y que la salud es inagotable, pero lo cierto es que incorporé esa parte porque hubo un momento en que me dolían las articulaciones por tener que soportar 45 kilos de más, aproximadamente. Me cansaba y me resultaba difícil jugar con mis hijos, me estaba perdiendo también esa parte de la vida. El handicap que supone la obesidad, los límites se acotan tanto, que tienes que tomar cartas en el asunto. Yo estuve a punto de someterme a una cirugía bariátrica, de hacerme una reducción de estómago. Para tu información, tengo muchos pacientes en mi centro que se hicieron esa operación, pero no entendieron que el estómago es un órgano elástico y que el problema no reside en el estómago, sino en la cabeza, en el vínculo, como te decía. Es un vínculo adictivo. La relación con la comida es muchas veces enfermiza. En muchos casos se utiliza como anestésico, cuando tienes ansiedad o problemas. Hay que saber qué produce la ansiedad y, una vez sabido, hay que encauzarlo de tal manera que la solución no sea comer, porque el hambre emocional no se soluciona con la comida.

- B.M.: Se soluciona con alimento emocional, con alimento psicológico y espiritual.

- D.O.: Tú lo has dicho. 

- B.M.: Comer es algo más que nutrirse o ingerir alimentos, es trabar una relación especial con la comida. El que se relaciona patológicamente con la comida tenderá a desarrollar trastornos de la ingesta e incluso metabólicos; el que lo hace de forma sana conseguirá no solo un peso ideal sino una vida mucho más feliz. ¿Crees que hoy en día la relación con la comida, que debería ser algo natural, se ha convertido en algo problemático? ¿La gente está demasiado obsesionada con lo que come o con lo que deja de comer?
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- D.O.: Sí, y además con todos los motivos. Se vive una contradicción permanente en este sentido: por un lado nos exigen tener unos cuerpos atléticos modélicos y por otro lado la oferta de alimentos es tan exagerada que es casi inevitable caer en la tentación. La presentación, las texturas, los aromas, los sabores potenciados, son trampas puras. Se crea una confusión brutal. Es un problema la cantidad de oferta que existe ahora, el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Educación deberían de tomar cartas en el asunto. Creo que ahí tienen un asunto pendiente, debería haber una asignatura en el colegio (primeros auxilios, salud, alimentación) que previniese enfermedades y que hiciera ahorrar a España y al mundo entero los gastos tan enormes que la obesidad produce, que a día de hoy es la primera causa de muerte en el mundo, la obesidad y las enfermedades que de ella se derivan. Esto es aterrador, hoy el mundo está enfermo más que por carencias, por excesos. Y mira el Cuerno de África. El primer mundo está enfermo a causa del consumismo, la desalentación, la confusión a la que nos vemos sometidos, la falta de información.

La obesidad es muchas veces falta de información. El alimento es fuente de vida y yo, en mi caso, deglutía, engullía; tenía una falta de respeto y de consideración hacia la fuente de la vida brutal. Hoy en día, cuando como, lo que me planteo es qué me voy a dar para afrontar mi vida con solvencia, para no cansarme, para llegar a donde quiera llegar -dentro de unos límites razonables, lógicamente. Esto antes no me lo planteaba jamás. Al revés, me llenaba la panza, luego me encontraba fatal. No sólo tenía peso físico, también psicológico, porque claro, luego llega la culpa, el remordimiento. Una persona que tiene sobrepeso me habla de abandono, de autoagresión muchas veces, de falta de aceptación. Y la comida no calma el hambre emocional, esto está claro. Es verdad que la utilizamos para llenar un vacío existencial muchas veces, de algo que trasciende al cuerpo. Por eso dedico un capítulo al tema espiritual.

- B.M.: Es el que más me ha interesado a mí, personalmente.

- D.O.: Es que he experimentado en mí mismo las tres dimensiones del ser: física, mental y espiritual. Hay que darle respuesta a las tres y cuando hay un desequilibrio en una de ellas el resto se ve afectado. Así que cada cuestión necesita de su propia respuesta. Pero fíjate, cuando somos niños no sabemos comunicarnos, la única vía de comunicación del niño es el llanto. El llanto puede significar que tiene hambre, que le duele un pie, que tiene frío, que tiene sueño, que está incómodo, que está sucio porque hay que cambiarle el pañal o tantas otras cosas. Y la gran mayoría de las veces la madre lo entiende. A veces distingue entre los distintos tipos de llanto, pero normalmente lo soluciona con el biberón o dándole el pecho. Así que estamos acostumbrados desde muy pequeños a recibir respuestas que no satisfacen verdaderamente la necesidad, y la comida es la primera respuesta que aceptamos como respuesta que calma. Al final un niño, muchas veces, aunque le duela un pie, le calma el comer. Es curioso cómo, con el paso del tiempo, también buscamos en la comida respuesta a determinadas cosas, pero eso no nos completa, no nos hace evolucionar ni nos hace mejores.

- B.M.: Existen muchas dietas: dieta de la zona, método Montignac, dieta de los grupos sanguíneos, dieta paleolítica, método Dukan, dieta de los 17 días, la enzima prodigiosa… en definitiva, dietas milagro cargadas de falsos mitos sobre la alimentación. Esta oferta impresionante de métodos de adelgazamiento provoca una enorme y peligrosa confusión en la gente. La parte estrictamente dietética del Método Thinking, ¿en qué se diferenciaría fundamentalmente de este tipo de dietas hipocalóricas, disociativas y restrictivas?

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- D.O.: Mira, yo no descubro la rueda con la dieta que propongo. No me gusta la palabra dieta, ya he dicho antes que para mí es sinónimo de fracaso. Yo hablo de plan de alimentación. Para mí un plan de alimentación es como un plan de marketing: eliges una serie de estrategias, una serie de acciones para alcanzar un objetivo. Yo me baso en las recomendaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud): dieta mediterránea, patrimonio de la humanidad. Sentido común. Me baso mucho en la mesura, hay una medida para todo en la vida. Todas las dietas funcionan, sólo tienes que hacerlas. Sólo tienes que tener dos cosas: fuerza de voluntad y disciplina. Yo descubrí que por la fuerza a este tema no le ganas, no van por ahí los tiros. La voluntad, evidentemente, sí que entra. Pero cuando tienes que utilizar la fuerza de voluntad es porque algo rasca, porque hay resistencias. Cuando tienes determinación para hacer algo la voluntad simplemente acompaña, no tienes que ejercer la fuerza de voluntad. Por eso hablo de la toma de conciencia, para que una vez conocido el problema haya determinación.

- B.M.: Las dietas milagro puede que funcionen, pero ¿a qué precio? Pueden provocarte efecto rebote, incluso trastornos metabólicos o carencias importantes de determinados nutrientes.

- D.O.: Sí. El efecto rebote es la prueba clara de que las dietas no funcionan porque, desde mi punto de vista, la definición de efecto rebote es "cuerpo delgado, cabeza de gordo". El efecto rebote es inevitable: una persona, cuando acaba de hacer una dieta (y hablo también de mi caso, miles de veces) quieres volver a comer como antes, quieres volver a meterte un atracón de aquello que te satisfacía y que calmaba el grito del bicho que tienes dentro y que te dice "dame, dame, dame". Por eso no funcionan las dietas, hay que darle un enfoque muchísimo más psicológico, el problema está en la cabeza.

- B.M.: El cuerpo lo que hace es detectar esa restricción de alimento y acumular nutrientes en forma de grasa por si esta situación se prolonga. Tu cuerpo está esperando recibir alimento y cuando empieza a recibirlo lo acumula y lo guarda por si acaso. Yo creo que el efecto rebote tiene mucho que ver con esa dimensión evolutiva del cuerpo.

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- D.O.: El gen ahorrador, sí. Por eso yo lo que propongo es alinear cuerpo y mente. Antes hemos hablado también de lo espiritual; yo me atrevo con el cuerpo y con la mente, pero no soy quién para tratar la dimensión espiritual. Lo que está claro es que, si el homínido está sobre la faz de la Tierra desde hace dos millones de años aproximadamente, independiente de la latitud o de la cultura en la que se mueva tiene algo pendiente con la trascendencia.

- B.M.: Es una dimensión indudable.

- D.O.: Cada uno que le dé respuesta como pueda, quiera o como necesite. Los vacíos espirituales llegan a ser falta de respuesta a esa dimensión espiritual.

- B.M.: A esa pregunta última que todo ser humano se hace.

- D.O.: Claro. Y la verdad es que el mundo en el que vivimos hoy no facilita las respuestas, no las da. Hay que hacer más introspección. El libro este también va de introspección. Yo hice un ejercicio de introspección difícil porque hablo de mí mismo, me desnudo en parte y esto es difícil, esto es algo que para mí ha sido duro porque te enfrentas con tus propios fantasmas y eso no siempre es agradable. Reconocer carencias, límites, etc. es un ejercicio difícil, al menos para mí lo ha sido.

- B.M.: Yo creo que de este modo se transmite más credibilidad. A veces es más eficaz y convincente contar la propia experiencia haciendo un ejercicio de sinceridad que basarte en el estudio de una serie de historias clínicas.

- D.O.: Yo no soy escritor, ni tampoco tengo grandes aspiraciones de escritor, de hecho no tengo ninguna. Cuando me plantearon escribir este libro pensé: ¿Quién soy yo para escribir un libro? ¿Quién soy yo para decirle a nadie lo que puede comer? Si ni siquiera soy nutricionista. ¿Qué puedo aportar yo? Si hay mil libros sobre nutrición. Yo no puedo escribir otro más, qué voy a decir yo que no hayan dicho ya otros. Me pareció que la única manera de poder ayudar a otras personas es haciendo un ejercicio de sinceridad y de introspección, testimonial, sobre mi propia realidad y eso es lo que he hecho. ¿Mi objetivo? Ayudar a otras personas y créeme que será la mayor de las recompensas, porque si empatizo con alguien es con las personas que sufren este problema.

- B.M.: Los antiguos decían que “la salud está en el plato y en la suela del zapato”. Tu lema es “come la mitad, estate el doble de atento, muévete el triple”. Se parece a este primer lema excepto en lo de prestar atención, ¿en qué sentido hablas aquí de prestar atención?Trabalibros entrevista a Diego de Olmedilla (4)

- D.O.: Prestar atención a las señales que el cuerpo nos trasmite. El cuerpo habla, el cuerpo es el que te dice "tengo hambre" o "tengo sed". Muchas veces confundimos la sed con el hambre. El cuerpo es el que te dice "ya no quiero más, no necesito más, ya tengo suficiente". Esa señal de saciedad que yo no la escuchaba hasta hace muy poco. Y estar atento también porque, si de verdad te quieres cuidar, tendrás que estar vigilante especialmente con aquellas cosas que suponen una amenaza para ti. Si yo paso por una panadería donde huele fenomenal y además sé que lo que hay dentro me va a producir un placer fugaz, cuya consecuencia además se va a convertir en un desastre, pues me voy por otro lado. Si necesito durante una temporada, hasta romper ciertas asociaciones, crear una burbuja donde yo esté protegido, ¿por qué no lo voy a hacer? Estás afrontando un gran problema y a un gran problema, o le aportas una gran solución o no hay nada que hacer. Y si esa solución pasa por tener que estar durante una temporada a buen cobijo, hazlo. Es que, si tuvieras cáncer, a lo mejor tendrías que estar ingresado en un hospital y la quimioterapia te obliga a no levantarte de la cama durante unos días. La obesidad, no nos olvidemos, produce hasta 14 tipos diferentes de cáncer. Esto lo dice la OMS, no lo digo yo, que no soy médico, como sabes. Es más grave de lo que parece y socialmente no le damos la importancia que tiene. Si vemos a una persona que se fuma un porro nos escandalizamos pero si vemos a alguien dándose un atracón te hace hasta gracia.

- B.M.: Sí, aunque también hay cierta estigmatización de los obesos, a través de la burla, del chiste.

- D.O.: Sí. Pierdes la identidad. Se refieren a esa persona como "el gordo". Es que esto es así.

- B.M.: No ves a la persona, ves al cuerpo.

- D.O.: Claro, porque la gente lo que hace es hablar del rasgo más prominente de esa persona. Y el rasgo más visible es la tripa. Si fuera cojo le llamarían "el cojo".

- B.M.: Si no estoy mal informado, estás muy interesado por las corrientes humanistas dentro de la psicología (psicología del ser de Abraham Maslow, psicoterapia centrada en el cliente de Rogers, logoterapia de Victor Frankl), especialmente la Gestalt (Fritz Perls), corrientes todas que tienen muy en cuenta el factor espiritual como elemento sanador. 

- D.O.: Sí, de hecho acabo este año Gestalt, he estado cursándolo durante 4 años y este es mi último año.

- B.M.: Estas corrientes me parecen muy interesantes precisamente por eso, porque tienen muy en cuenta la dimensión espiritual del hombre, que yo creo que es básica. Citas, por ejemplo a Frankl y la logoterapia, la terapia por el sentido. Una vida sin sentido te lleva a una comida sin sentido, a una diversión sin sentido, a unas relaciones sin sentido. Ordenando la primera se reordena el resto.

- D.O.: Claro. Victor Frankl, basándose en su experiencia en los campos de concentración, decía: Me he dado cuenta de que no es tanto la naturaleza física de un hombre como la motivación la que lleva a hacerle sobrevivir. Frankl, parafraseando a Nietzsche decía: "el que tiene un por qué puede aguantar casi cualquier cómo". Hay que tener un por qué. Hay que buscar el sentido de la vida. El sentido de la vida es tener, dentro de lo posible, una calidad mejor.

- B.M.: Algunos expertos en epidemiología psicológica consideran que el siglo XXI va a ser el siglo de las adicciones. Dado que tu método funciona en los casos de adicción a la comida, ¿crees que sus principios serían extrapolables a otro tipo de adicciones? (tabaco, alcohol, juego…)

- D.O.: Yo pienso que sí. Yo creo que lo que domina el mundo son las relaciones. Si somos capaces de modificar las asociaciones somos capaces de modificar la relación. Creo que se podría aplicar a muchas cosas. Yo creo que el Método Thinking es un método de crecimiento personal.

Desde Trabalibros agradecemos a Diego de Olmedilla su amabilidad al concedernos esta entrevista y el tiempo que nos ha dedicado. También agradecemos a José Luis Satoca, responsable de la Fnac Express de Valencia, el habernos cedido un espacio ideal para esta conversación.
Adelgaza con el método thinking (Diego de Olmedilla)-Trabalibros Trabalibros entrevista a Diego de Olmedilla (10) Fnac Express estación AVE Valencia
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