Trabalibros entrevista a Carlos del Amor, autor de "La vida a veces", editado por Espasa

lunes, 21 de enero de 2013
"En LA VIDA A VECES he intentado que las circunstancias mudas que nos rodean y que forman parte de nuestra rutina diaria adquieran significado".
La carrera profesional del periodista Carlos del Amor siempre ha estado vinculada al área de Cultura de los Servicios Informativos de RTVE. Con su manera especial de abordar la información en el Telediario se ha ido labrando un estilo muy personal y original, basado en ofrecer una mirada de la actualidad enfocada desde un punto de vista distinto. Y es que, según dice, "desde la cultura se puede explicar cualquier cosa porque la suma de una foto, un libro, un cuadro y una canción es la vida..."

La vida a veces (Carlos del Amor)-TrabalibrosEste informador sobresaliente, que se define a sí mismo como un contador de historias, hace ahora su primera incursión en un mundo no menos apasionante que el del periodismo, el de la literatura, con la publicación de su primera obra "La vida a veces". Se trata de un libro de relatos, de "historias en las que los protagonistas son los detalles, las cosas pequeñas que no aparecen en los grandes titulares de los periódicos" y que invitan al lector a reflexionar sobre "lo extraordinario de lo cotidiano".

Bruno Montano, de Trabalibros, tuvo la oportunidad de conversar con Carlos del Amor en la Fnac Express de la Estación del AVE de Valencia acerca de su primer libro y de literatura en general.

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.).: Para escribir tu primer libro "La vida a veces" has escogido el género del relato corto, lo que algunos llaman "minificción" y otros "literatura bonsai". A veces se elige porque se piensa que es un género que puede resultar más fácil; sin embargo, yo creo que es un género mucho más complejo que la novela desde el punto de vista técnico, hay que decir mucho en poco espacio y los fallos destacan mucho más que en una novela.

- Carlos del Amor (C.A.).: El cuento tiene la facilidad de la longitud y la dificultad de lalongitud. En la novela te puedes ir por las ramas, puedes perderte y luego volver, en el cuento no. En el cuento tienes que cerrar la historia e intentar hacerlo de una forma coherente. También es cierto que yo estoy acostumbrado a las longitudes cortas por el Telediario y quizás me daba menos vértigo esa longitud intermedia que es el cuento. A lo mejor de este modo el salto no era tan "al vacío" que si me hubiera lanzado directamente con una novela.

Aparte de esto, a mí me gustan los territorios pequeños. En el cuento me sentía cómodo y me veía no capaz, pero sí cómodo, cerrando una historia y viendo el final de la historia a días vista y no a meses vista. Me gustaba la idea de tener un principio y un final en la cabeza y poder ver el resultado de forma casi instantánea.

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- B.M.: Eso es complejo. De hecho, algún que otro crítico considera a este tipo de literatura como un género menor; nada más lejos de la realidad. Borges, por ejemplo, apenas se prodigó en el género de la novela, escribió cuentos, relatos, poemas, ensayos breves, "disquisiciones", y sin embargo ha pasado a la historia de la literatura como un genio.

- C.A.: Yo soy un aprendiz de cuentista ahora mismo, igual que un aprendiz de escritor y un aprendiz de prácticamente todo. Pero quien denosta un género sólo por la longitud yo creo que se equivoca y además no sabe lo que es tratar de captar la atención en diez folios. En 200 o 300 páginas puedes ir jugando con los tempos y meter "relleno" en una parte concreta sabiendo que luego vas a subir, pero aquí no te puedes permitir esas licencias, como te vayas 20 líneas te has ido un diez por ciento del relato. Yo me lo tomo como la pieza del Telediario, intento hacer un minocorto (en el Telediario intento hacer un corto). Por eso he elegido el cuento, utilizo técnicas que aplico en el Telediario: escoger un buen principio, contar cosas en medio, terminar dejando un buen pensamiento o una sensación en el lector...

- B.M.: Se nota, porque tú manejas la oralidad y en muchos relatos de "La vida a veces" se percibe que la estructura es oral, que es algo mucho más primario y mucho más afectivo.Trabalibros entrevista a Carlos del Amor (3)

- C.A.: Sí, porque al final la gente habla como habla, no habla como escribe. La gente no utiliza otros artificios en su día a día. Lo que busco también es que la gente se sienta identificada con lo que está leyendo e intento hablarle en un lenguaje parecido al que utilizan.

- B.M.: Sin embargo, haces algunos guiños literarios. Veo que has leído "El olvido que seremos" de Héctor Abad Faciolince y le haces un pequeño homenaje en el relato que titulas "Efímeros". Hay otros homenajes, el que haces a Machado cuando hablas de "los días azules" o el que haces a Gabriel García Márquez en el relato que precisamente tilulas "Homenaje". Este último relato junto con el que abre el libro, "Sin ideas", son dos relatos metaliterarios en los que nos das a conocer tu poética, la poética de las pequeñas cosas.

- C.A.: Hay que hacer guiños, como ese homenaje paterno que es "El olvido que seremos", un gran libro, que creo que tiene uno de los mejores títulos de la literatura de los últimos tiempos. El homenaje a García Márquez ocupa un capítulo entero. De repente empiezas a escribir y, sin pretenderlo, ves que te ha salido un homenaje. Al final uno escribe sobre lo que es. Uno es lo que lee y uno es lo que ve, y también se cuela el cine por muchos lados. Hay un relato entero que es un homenaje al cine, al cine que fuimos, cuando la gente se vestía con traje y chaqueta para ir a verlo. Al final uno mira hacia dentro de sí mismo para intentar contar cosas y van saliendo, pero no salen de una forma premeditada. Yo no me planteaba hacer un homenaje a Machado con una frase, la frase salió de repente, prácticamente se escribió sola.

- B.M.: Sí, los buenos lectores encarnamos la literatura, de algún modo se te queda dentro y va surgiendo...

- C.A.: Claro, y va surgiendo pero a lo mejor ni siquiera en ese momento eres consciente y luego, cuando lo lees, le encuentras relación con algún autor. En el caso concreto del relato "Efímeros", que es un relato muy personal, en torno a la pérdida y la huella que dejas cuando no estás y cómo te vas convirtiendo en olvido... es que no hay frase mejor para decirlo que "el olvido que seremos". Entonces, cuando saltó a mi mente esta frase pensé: "no es que yo haya escrito la mejor frase del mundo, es que Héctor Abad escribió una frase magnífica y a mí me la ha inculcado".

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- B.M.: Sí, pero en realidad la frase no es de Héctor Abad. Si no recuerdo mal, en el último capítulo él mismo la atribuye a Borges, el cual decía "ya somos el olvido que seremos". De alguna manera, Héctor se la leyó al genio argentino y la encarnó, la hizo suya, para luego volcarla en su literatura.

- C.A.: Claro, de alguna forma ha ido calando, igual que cala el cine, la fotografía que nos gusta mucho... Al final, somos lo que somos y somos lo que leemos, lo que vemos... Es lo bueno de la cultura, la gran cultura es la que te va inoculando cosas y eso es lo que se ha ido colando de forma casi automática.

- B.M.: La cultura se ha convertido, pues, en una vivencia que, por cierto, es una palabra que te gusta, como veo en el homenaje que haces a Ortega y Gasset en el relato que titulas precisamente "Vivencia".

- C.A.: Sí. Parece mentira que no existiera esta palabra hasta que la inventó Ortega y Gasset.

- B.M.: Yo no lo sabía y soy lector de Ortega y Gasset. Por cierto, en "Meditaciones del Quijote" (que es su primer libro y es impresionante, es la guía para leer a Ortega y Gasset) habla precisamente de la circunstancia. Tú haces mucho hincapié en los pequeños detalles, Ortega y Gasset define las circunstancias como "las cosas mudas que están en nuestro próximo derredor", el significado es el mismo que el que tú le das a las pequeñas cosas.

- C.A.: Sí, uno tiene que tener la capacidad de ver esa circunstancia y dejarla que hable, que no sea muda. Eso es lo que yo he intentado en "La vida a veces", que las circunstancias mudas que nos rodean y que forman parte de nuestra rutina diaria adquieran significado.

- B.M.: Lo significante que puede ser lo insignificante.

- C.A.: Para nosotros quizás pueda no significar nada, pero a lo mejor al de en frente le está cambiando la vida en ese momento su circunstancia. Todo esto es lo que he intentado acercar al libro. Recuerdo que el secretario de la Real Academia Española me contó que la palabra vivencia la había descubierto Ortega adaptando del alemán un término que no existía en castellano. A partir de ahí yo ficcioné todo. El proceso que él tuvo seguro que fue mucho más lingüistico pero el mío fue totalmente ficcionado, de hecho viaja por las "V" y duerme en la "E" y me inventé el juego de letras. Siempre me ha fascinado el inventar palabras; hubo un momento en que alguien tuvo que nombrar por primera vez a las cosas, cuando las cosas no tenían nombre; me parece fascinante.

- B.M.: Yo soy un observador de las pequeñas cosas y me gusta la literatura que se hace en base a esas pequeñas cosas. No hace falta buscar grandísimos temas para hacer literatura.

- C.A.: Claro, es que a veces no hace falta irse a las cruzadas o a las grandes guerras para encontrar una historia.

- B.M.: Ni a la "terra incógnita", como decía Rimbaud. Este autor tiene una cita que viene mucho al caso, el decía que el escritor debe buscar "la visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana terra incógnita, sino en el corazón mismo de lo inmediato”. A lo mejor ni siquiera hace falta coger una moleskine con dos rotuladores e irse al metro, como hace el protagonista del primer relato de "La vida a veces".

- C.A.: Este primer relato es una exageración del tipo de escritor que quiere forzar la realidad para que se le aparezca una historia maravillosa delante. A veces es tan sencillo como abrir los ojos, sentarte en un banco de un parque a ver la vida pasar y la historia llega sola. A lo mejor ves a una señora que todos los días va a comprar el periódico a la misma hora, un día viste radiante de color y otro día viste de negro y piensas: "Ha enviudado y tiene detrás una historia maravillosa" y crece la historia en torno a eso. A mí me interesa más estar sentado en el parque que viajar en busca de historias porque, a veces, cuando buscas demasiado una cosa no aparece.

Trabalibros entrevista a Carlos del Amor (7)- B.M.: Nabokov, que era un genio, tiene una frase fantástica al respecto: dice que lo importante en la literatura, lo fundamental, son "los detalles, los divinos detalles". Es algo que repetía constantemente en sus cursos y les intentaba hacer ver a sus alumnos.

- C.A.: Claro, incluso hacer del detalle la literatura. Partir del detalle. A veces, contar un detalle es contar una gran historia. Claro que son importantes los detalles, marcan una historia, igual que marcan una pieza del Telediario o igual que marcan nuestra vida. El detalle es uno de los ingredientes con mayúsculas para mí en mi forma de entender cualquier trabajo que abordo. A lo mejor con un detalle puedes explicarlo todo, no hace falta explicar 25 cuadros de una exposición sino un detalle de un cuadro de Hopper, una cara, te sirve para explicar toda su obra. No hace falta dar una tesis doctoral en torno a Hopper, una cara de tristeza te puede radiografiar la América de los 50, no hace falta ir más allá.

- B.M.: Hace unas semanas entrevistamos a una compañera tuya, Ana R. Cañil, que fue directora de Informe Semanal (aquí la entrevista). Ella tiene una expresión que me encanta, dice que a través de la literatura se está intentando liberar de la "dictadura de las fuentes", que es una presión que os somete a los periodistas, que necesitáis la fuente, necesitáis el documento. Ella se intenta liberar de eso a través de la literatura. ¿Te ha ocurrido a ti algo parecido?

- C.A.: Yo creo que está inventado ya todo, el Nuevo Periodismo hizo del periodismo literatura. Cuando lees en la facultad "A sangre fría" piensas: "Esto es lo que a mí me gustaría hacer de mayor". A mí me gustaría hacer un reportaje que fuera una novela, o escribir "Sinatra está resfriado" de Gay Talese, que hace de una dificultad (no poder acceder a Frank Sinatra porque está de mal humor y lo tienes a diez metros) un texto periodístico que para mí trasciende el periodismo y se convierte en alta literatura. O el "Relato de un náufrago". Eso es la esencia para mí del periodismo, que la frontera entre periodismo y literatura sea invisible, que se difuminen, se toquen, se abracen. El periodismo tiene que respetar una cosa que es la verdad, pero una vez respetada la verdad puedes construir. Creo que periodismo y literatura tienen que ir de la mano totalmente.

- B.M.: Eso lo has hecho en la mayoría de los relatos, por lo que veo. El de los patitos, por ejemplo, es el prototipo: en origen es una noticia real, que luego comentaste en tu blog y por último convertiste en un relato titulado "Lucas". Podríamos decir que esa es la base de tu poética: tomas un hecho real o un personaje real y en base a él creas una circunstancia literaria y provocas un efecto.

- C.A.: Sí, este es el método que he utilizado en todo el libro. Tomar un detalle y a partir de él construir la historia que creo que rodeó a ese momento. Si esto hubiera sido un libro de relatos periodísticos, hubiera sido algo más fiel a la realidad y habría tenido menos parte de ficción. Yo pretendía a partir del detalle construir toda la atmósfera que había alrededor y eso tiene mucho de periodístico. Es periodismo irreal, es un conjunto de textos irrealmente periodísticos. Este es un tema que choca, porque un periodismo tiene que ser real, pero yo parto de un hecho periodístico real para construir todo el relato.

- B.M.: No sé si conocerás a un autor francés llamado Pierre Michon, si no lo has leído te lo recomiendo, seguro que te encantará. Escribió su primer libro más o menos a tu edad, era también su primer libro y se llamaba "Vidas minúsculas". Él convierte las pequeñas cosas de su vida, las pequeñas circunstancias, en una grandísima obra. Es un libro fantástico.Trabalibros entrevista a Carlos del Amor (2)

- C.A.: No lo he leído, lo buscaré.

- B.M.: Una curiosidad: Hemingway tenía una teoría que él llamaba "la teoría del iceberg" con respecto a los relatos. Él decía que el relato es como un iceberg, sólo se ve una pequeña parte pero la parte más grande está oculta. Creo que eso es algo que en tus relatos has tenido en cuenta, por la cantidad de elipsis, alusiones y sobreentendidos que usas.

- C.A.: Lo bueno es que el lector imagine lo que no cuentas de la vida de las personas a través de lo que dejas entrever. El lector puede intuir si esa persona ha sido desgraciada o ha sido feliz, como por ejemplo en el segundo relato "Cara a cara", en el que el protagonista se entierra mirando a su mujer.

- B.M.: Este relato está conectado con el penúltimo, "Efímeros".

- C.A.: Exacto, fue un juego que intenté hacer. A la hora de ordenar los relatos esa era una premisa básica: que estuviera uno distanciado del otro para cerrar un poco el círculo entre el segundo y en el penúltimo. En "Cara a cara" doy retazos de esa vida que se intuye feliz, los hijos que se van, vuelven, el piso que compran, que comparten, la peli que se van a ver juntos. Con tres retazos yo creo que la gente ya imagina una vida plena, una vida en la que la rutina es feliz, un tipo de rutina sencilla que les hace sumamente felices. Esas son las herramientas a la hora de construir un relato, dejar espacios que la gente vaya rellenando con su mente. Con una descripción de un detalle puedes dar a entender la felicidad.

- B.M.: En uno de los relatos de "La vida a veces", el que se titula "Sin recuerdos", hay algo que yo no había visto hasta ahora, yo creo que es una innovación que tú has introducido. Es en el relato de la chica que sufre amnesia retrógrada, la narración aparece en dos columnas en paralelo, de forma sinóptica. En una columna reflejas lo que le iban diciendo y en otra columna lo que ella pensaba sobre lo que le iban diciendo. Yo creo que esa disposición, excepto en los evangelios sinópticos, no se da en ningún otro libro, que yo conozca.

- C.A.: Y quería llevarla más allá, pero no me atreví. Al principio me planteé hacer así el libro entero, a columnas, pero luego cambié de opinión porque creo que hace falta muchísimo talento para mantener dos historias en paralelo. Pero me apetecía, pensé: ¿por qué siempre tenemos que escuchar una voz y no podemos ver lo que piensa el otro? Es como en el cine, cuando de repente bajan el volumen y meten la voz con el pensamiento de la otra persona. De repente la columna de la izquierda deja de interesar, porque es palabrería, y pasa a ser más interesante la columna derecha, que es el pensamiento de esa persona. Vuelve a salir la vena cinematográfica. Me apetecía, pero al final sólo aparecen dos o tres guiños y creo que era un ejemplo perfecto para llevarlo más lejos.

Trabalibros entrevista a Carlos del Amor (6)
 
- B.M.: Es un monólogo interno, que en teoría es silencioso, y tú lo contrastas con el diálogo externo.

- C.A.: Sí, y en la vida real lo hacemos, sin ser amnésicos. A veces nos están hablando y estamos pensando en otra cosa al mismo tiempo. También podría haber hecho esto en el relato de la cena entre compañeros titulado "La cena", en el que muchas conversaciones son triviales, te están hablando, desconectas y estás haciendo como que escuchas. En este relato me apetecía hacer un homenaje a esas cenas a las que casi siempre vas por compromiso, en las que nos vemos embaucados.

- B.M.: Veo que al final has hecho un agradecimiento a los lectores. Generalmente no se agradece a los lectores y yo creo que el lector tiene un papel no sólo pasivo sino muy activo dentro de la literatura, de hecho creo que está por escribir una Historia de la Literatura en la que los protagonistas sean los lectores.

- C.A.: Sin los lectores no hay libro, ni vida a veces. En primer lugar, no hay libro si no hacen el acto osado y litúrgico de ir a una librería a cogerlo y llevárselo entre tantos que hay. Que seleccionen el tuyo ya es un acto mágico. Y luego, las vidas del libro son interpretadas de cientos de maneras, tantas como lectores las lean. Es bonito ver cómo de repente un lector te cuenta una historia que tú no has visto de ese modo y dices: pues es verdad, si la ha visto mejor que yo.

- B.M.: Cada lector lee desde su biografía, desde su formación, desde su visión de la vida.

- C.A.: Claro, y a lo mejor ha visto la historia mejor que tú. Está bien que cobre vida en la mente de otros, eso es una de las cosas más gratificantes.

Trabalibros entrevista a Carlos del Amor (1)
 
- B.M.: De hecho, incluso creo que hay una teoría literaria que habla de algo así como "la estética de la recepción", que precisamente pretende destacar el papel activo, importantísimo, del lector.

- C.A.: Sí, y además, aunque el texto no varíe ni una coma, cada lector va construyendo la leyenda que gira en torno al libro, porque van corriendo teorías en torno a ese libro que lo van mitificando y contribuyen a que ese libro, por ejemplo, se convierta en un clásico. Los lectores son una parte fundamental, de hecho yo les he dejado tres páginas en blanco para que escriban y sean también coautores del libro, que añadan su vivencia.

- B.M.: Para acabar, una pregunta que tiene que ver con los blogs y las nuevas tecnologías. ¿Qué papel crees tú que juegan hoy en día los blogs literarios y las redes sociales en el mundo de la literatura? 

- C.A.: Creo que juegan un papel importantísimo. Internet es una herramienta de apoyo, que puedes utilizarla mal, pero cuando la utilizas bien es una de las herramientas más potentes que existen ahora. Las editoriales saben que los blogs son importantísimos a la hora de mover un libro, le dan vida porque tiene acceso mucha gente de forma libre y de forma participativa. Me parece fundamental, es un escaparate magnífico. Internet es todavía un mundo por explorar.

Desde Trabalibros agradecemos a Carlos del Amor su amabilidad al concedernos una parte de su tiempo y recomendamos a nuestros lectores la lectura de "La vida a veces". Estamos seguros de que el éxito le acompañará también en su carrera como escritor. También agradecemos a José Luis Satoca, responsable de la Fnac Express de Valencia, el habernos cedido un espacio ideal para esta conversación.
La vida a veces (Carlos del Amor)-Trabalibros Carlos del Amor-Trabalibros Fnac Express estación AVE Valencia
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