Trabalibros entrevista a Carla Montero, autora de "La piel dorada"

martes, 13 de mayo de 2014
"El arte es algo que no deja indiferente a nadie y creo que, si lo vuelcas en los libros de alguna manera, también puedes despertar esas emociones a través de la lectura".
Carla Montero inició su carrera literaria con "Una dama en juego", obra ganadora del Premio Círculo de Lectores de Novela en 2009. Su siguiente novela "La Tabla Esmeralda", conquistó a miles de lectores españoles y fue traducida a varios idiomas.

Bruno Montano de Trabalibros ha tenido la ocasión de conversar con Carla Montero sobre su último libro, "La piel dorada", editada por Plaza & Janés, "una novela ambientada en el fascinante mundo de las modelos de arte de principios del siglo XX, que tiene como protagonista a una joven adelantada a tu tiempo".

La piel dorada (Carla Montero)-Trabalibros- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Tus libros no tienen un género definido. Tú los llamas “novelas coctelera” porque incluyen un poco de todo: suspense, intriga, contextualización histórica, romanticismo… ¿Es esta una estrategia para seducir a un mayor número de lectores o se trata simplemente de escribir el tipo de novela que a ti te gusta leer?

- Carla Montero (C.M.): Yo escribo lo que me gusta leer y a mí me gusta leer novelas con un contenido muy variado. Me gusta mucho el arte, la historia, y uno no siempre tiene las ganas o el estado de ánimo para enfrentarse a un tratado o a un ensayo. Si esto aparece mezclado con un ingrediente un poco más frívolo, por decirlo de alguna manera, a la vez que aprendo algo me estoy entreteniendo también. Mis novelas son de entretenimiento y me gusta que tengan esa variedad de ingredientes. 

La definición de "novela coctelera" la saqué de una frase de Umberto Eco. En una entrevista le preguntaron cuál era el secreto del éxito para escribir una novela como "El nombre de la rosa" y él contestó: "Es muy fácil. Uno coge una coctelera, le mete varios ingredientes, agita y sale el best-seller". Ojalá fuera tan sencillo, pero sí es verdad que me parece una buena definición de lo que podría ser este género, ese "género coctelera" que tiene de todo un poquito al que se llama best-seller, aunque en nuestro país tiene unas connotaciones bastante negativas. Sin embargo, muchos de los que hoy consideramos grandes clásicos en su día fueron best-sellers y a lo mejor en ese momento también se cuestionaba su calidad. Hay de todo, dentro de los best-seller hay libros mejores y libros peores, y dentro de los libros que se venden poco los hay estupendos y los hay también muy malos. 

El hecho de tener un mayor o menor número de ventas no tendría por qué calificar la calidad de un libro. Parece que es así especialmente en España, porque por ejemplo en el mundo anglosajón no es así, allí no se cuestiona que un libro que se convierte en un best-seller tenga que ser malo necesariamente. El otro día leí un artículo en El Mundo que me llamó la atención porque comparaba las listas de libros más vendidos de hace diez años con las de ahora y decía que la calidad había bajado mucho. Creo que esto no es así, ahora tenemos a buenas escritoras como Julia Navarro, cuyas novelas siempre se encuentran entre los libros más vendidos y no sé por qué tenemos que atacar la calidad de sus novelas ni poner en duda la capacidad de sus lectores.

1.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Carla Montero
 
- B.M.: Tu novela “Una dama en juego” se desarrollaba en el periodo histórico de la Primera Guerra Mundial, “La Tabla Esmeralda” transcurría durante la Segunda Guerra Mundial y “La piel dorada” lo hace en el momento de la Viena finisecular. ¿La contextualización histórica es para ti simplemente el establecimiento de un marco en el que desarrollar la trama o tiene un papel protagonista importante?

- C.M.: Para mí tiene un peso muy importante. Como tú dices es uno más de los protagonistas, es uno más de los ingredientes de la novela, no solamente es un escenario. Pero, si lo consideramos escenario, sí me gusta que esté muy bien cuidado, que dé la misma sensación que cuando vas a ver una obra de teatro y piensas que el atrezzo es maravilloso, los decorados son fantásticos o el vestuario está bien elaborado. Ese sería para mí el sentido del contexto histórico. Yo no pretendo hacer novela histórica, ni dar lecciones a nadie de nada, lo que quiero es ayudar al lector a que se introduzca en la trama desde un contexto histórico real, bien estudiado, bien documentado. Es uno de los ingredientes a los que doy más importancia.
2.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Carla Montero
- B.M.: El espíritu de la época debe impregnar a los personajes y en tu novela eso lo has conseguido sobre todo con Hugo von Ebenthal, paciente del doctor Freud y que presenta todos los síntomas del mal de su siglo: angustia, neuroticismo, inseguridad, crisis edípica, miedo, culpa, odio al padre, traumas infantiles, pesadillas…

- C.M.: En mis libros no me gusta meter fechas ni datos, pero como tú dices sí pretendo captar el espíritu, el ambiente del momento, quiero que el lector se sienta como si estuviera paseando por una calle de Viena, en el caso de esta novela, como si estuviera hablando de tú a tú con los personajes de ese siglo. Me gusta que se sientan completamente imbuidos en ese contexto y, por tanto, en la trama y en la historia.

- B.M.: Por esa misma razón aparecen en "La piel dorada" también personajes históricos reales. De ese modo la novela tiene más verosimilitud al identificar en ella a auténticos iconos de la época.

- C.M.: Sí, yo a estas apariciones les llamo "cameos" y es algo que me gusta hacer, porque también ayuda al lector a situarse en el contexto. Si tú de vez en cuando nombras a Freud, como en este caso, el lector automáticamente sabrá dónde nos encontramos. En mi novela anterior "La tabla esmeralda" el protagonista secundario era Bruno Lohse, que fue un personaje histórico real, pero en "La piel dorada" hacen pequeñas apariciones, simplemente les nombro o tienen alguna frase en los diálogos. Me gusta acudir a personajes reales.

- B.M.: Una vez más el arte vuelve a tener una presencia importante en tu obra, aunque siempre eliges temas poco tratados en la literatura. En “La tabla esmeralda” hablabas del expolio nazi del arte en las zonas ocupadas y en “La piel dorada” reivindicas la importancia de las modelos de los artistas como inspiradoras de los grandes creadores. ¿Existió la Maison des Mannequins de la que se habla en tu libro?
3.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Carla Montero
- C.M.: No, ese fue un concepto que me inventé yo porque me apetecía hacer algún tipo de guiño al anarquismo y reflejarlo en el espíritu de comuna anarquista de la Maison des Mannequins, donde no hay jerarquías, normas ni reglas y se vive en comunidad, aunque es un concepto un poco utópico. Lo que sí existía en esa época fueron las primeras agencias de modelos. Cuando surge la fotografía se empiezan a crear a principios de siglo los books de chicas con unas determinadas características y artistas que no tenían recursos para pagar a una modelo compraban o alquilaban la fotografía y la pintaban. Mezclando ese concepto de primera agencia de modelos con otros conceptos inventados, ficticios, próximos al anarquismo, surge la Maison des Mannequins, pero no existió como tal.

- B.M.: ¿Cómo surgió la idea de explorar el mundo de las modelos y usarla en tu novela? 

- C.M.: Yo siempre digo que el tema me encontró a mí, más que yo a él. A mí me gusta pasear de vez en cuando por el Museo del Prado, tengo la suerte de tenerlo cerca, y una vez que has superado los Goya, los Velázquez y lo más conocido me encanta que me sorprendan. Y me ocurrió, en uno de esos paseos por el Museo del Prado me sorprendió un cuadro de Picasso llamado "La acróbata sobre la bola", que además no pertenecía a la colección del Museo sino que estaba cedido para una exposición temporal, y delante de este cuadro me empecé a preguntar quién sería esa chica que estaba haciendo equilibrios encima de la bola, de qué la conocería Picasso y por qué posaba para él. Se me ocurrieron una serie de preguntas en torno a la figura de la modelo que me llevaron al concepto global, a preguntarme quiénes eran estas mujeres anónimas que nos miran desde la otra parte de los lienzos y que generalmente son desconocidas para nosotros. Pero yo estoy convencida de que han influido de una manera muy concreta en el arte, porque ¿qué sería la Gioconda con otra cara? A lo mejor no sería lo mismo. Es entonces cuando empiezo a pensar que detrás de esa figura hay algo interesante que contar, ese es el germen de la novela.

- B.M.: ¿En "La tabla esmeralda" te pasó algo parecido con algún cuadro de Giorgione?

- C.M.: No, en "La tabla esmeralda" fue distinto. Yo quería indagar en el tema del expolio nazi porque, aunque había oído hablar de él, no tenía una idea de en qué consistió exactamente, ni de cuáles fueron las dimensiones y la repercusión que tuvo, que realmente llega hasta nuestros días. Y viendo un documental de la BBC pensé que era un tema muy bueno, me apetecía muchísimo convertir un tema histórico global como es el expolio nazi para llevarlo a una historia particular.
4.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Carla Montero
- B.M.: Tu relación con el arte es, pues, es muy importante para ti.

- C.M.: No tengo estudios relacionados con el arte, mi relación es totalmente de aficionada. Me gusta el arte como pasión personal y me gusta llevarlo a los libros. Yo creo que el arte es algo que no deja indiferente a nadie, puede gustarte o no pero siempre sientes algo delante de una obra de arte. Creo que si lo vuelcas en los libros de alguna manera, también puedes despertar esas emociones a través de la lectura. 

- B.M.: Sobre esto que comentas me ha gustado mucho la cita inicial de tu libro, que es de Ezra Pound y dice así: "Una imagen es un complejo intelectual y emocional en un instante de tiempo [...] que da esa sensación de libertad súbita, esa sensación de repentino crecimiento que experimentamos en presencia de las más grandes obras de arte". Me parece fantástica la idea de Pound de que a través de la contemplación del arte experimentamos un "repentino crecimiento".

- C.M.: A mí me encantó, cuando la leí pensé que era perfecta para el libro. Es una maravilla.

- B.M.: En tu novela aparecen grandes pintores de la época como Klimt y Kokoschka, representantes del movimiento secesionista. Me ha llamado la atención la galería de arte de la que hablas en el libro, la Secesión, que existió realmente pero que es poco conocida para el gran público.

- C.M.: La Secesión todavía existe, ahora funciona como sala de exposiciones y sigue manteniendo un poco su espíritu original. La Secesión se crea con un espíritu rompedor, transgresor, en contra de los principios del clasicismo. Allí se exponía todo lo que estaba fuera de lo académico. Y hoy mantiene ese espíritu. Independientemente de que tenga siempre expuesto el friso de Beethoven, en la sala van rotando las exposiciones con esa misma idea de arte diferente, rupturista. Me encanta que algo que se fundó hace ya un siglo mantenga todavía ese espíritu. Y, aparte de esto, el edificio arquitectónicamente es una maravilla y en su época también supuso una revolución.
5.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Carla Montero
- B.M.: En "La piel dorada" retratas una Viena de fin de siglo en la que combinas luces y sombras: el esplendor cultural (el secesionismo, Klimt, el psicoanálisis, Freud, la ópera) y una ciudad sórdida con marginación y miseria. Esto me ha recordado una frase de Claudio Magris en "El Danubio", que pienso que retrata a la perfección el momento que atravesaba esta ciudad: “La civilización austriaca, que ha aspirado a la totalidad perfecta, a la unidad armoniosa y acabada de la vida, ha dejado a la vista los pedazos que siempre faltan para cerrar el círculo, los espacios vacíos entre las cosas, entre los hechos y los sentimientos, las escisiones que cada individuo y cada sociedad llevan consigo”. Esto coincide con lo que tú plasmas en "La piel dorada" e incluso la protagonista es también en cierto modo una metáfora de esta misma situación: belleza y piel dorada por fuera y un pasado oscuro por dentro. ¿Era imposible mostrar las luces de Viena sin mostrar sus sombras?

- C.M.: Esa es una de las cosas que me han sorprendido de Viena, a medida en que he ido conociendo la ciudad. Uno, a priori, no puede pensar que Viena sea una ciudad de sombras, porque era el esplendor, la capital del imperio, la ciudad de los palacios, de Sissi (aunque Sissi, en sí misma, también representa ese espíritu, nosotros tenemos la imageni idealizada del personaje romántico que representaba Romy Schneider pero en el fondo ella era una desgraciada que llevó una vida tremendamente trágica). Y así era Viena, aparentemente una ciudad de luces pero que por dentro tenía sus sombras y su parte incluso podrida. Eso yo creo que también es muy desconocido y me gustó llevar ese espíritu al libro.

- B.M.: Te preocupa mucho el desarrollo temporal de tus novelas. En “La tabla esmeralda” la historia transcurría en dos momentos históricos diferentes, separados por 70 años. En “La piel dorada” intercalas dos secuencias temporales, una que transcurre de Marzo a Septiembre de 1904 y otra que transcurre unos meses después. 

- C.M.: Me gusta jugar con los saltos temporales, sobre todo porque creo que le da un toque nostálgico a la historia que me gusta. En "La piel dorada" los capítulos que están narrados en primera persona son muy de recuerdo, de nostalgia, de ansiar el pasado brillante. Y en "La tabla esmeralda" también pasa un poco lo mismo. A veces me meto en unos líos tremendos, porque hacer saltos temporales te obliga a trabajar mucho la estructura.

- B.M.: Al lector también le obliga a realizar un trabajo mental.

- C.M.: Sí, y yo entiendo que el lector no tiene por qué tener esa obligación, se lo tienen que dar todo muy fácil porque hay muchos tipos de lectores y no tienes por qué obligar a nadie a hacer cuentas temporales de nada. Y para mí también requiere un gran esfuerzo para dejar bien clara cuál es mi intención; unas veces lo conseguiré más y otras menos. Pero me gusta ir saltando de una época a otra. 

6.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Carla Montero

- B.M.: Yo creo que a las novelas con cierta intriga también les ayuda que hayan saltos temporales, e incluso el lector espera que los haya y está dispuesto a tener que prestar atención, al tratarse precisamente de una novela de intriga.

- C.M.: Claro, sabe que tiene que estar pendiente de cualquier detalle porque a lo mejor es ahí donde está la clave del caso.

- B.M.: En esta novela das un giro pronunciado hacia la novela negra de corte clásico. Un asesino, un policía, unos sospechosos, un desenlace sorprendente. El inspector Karl Sehlackman al final renuncia a su cargo, pero ¿puede ser esta novela la primera de una serie protagonizada por este policía austriaco?

- C.M.: No, a priori no lo tengo previsto. Yo no soy escritora de novela negra, ni tampoco soy lectora habitual de novela negra, al menos de la moderna. Me encantan las novelas clásicas de detectives de finales del siglo XIX y principios del XX. Me he leído la colección completa de Agatha Christie y me encantan las novelas de Sherlock Holmes que escribió Arthur Conan Doyle. Me gusta ese tipo de novela clásica, como tú dices, donde hay un detective, los sospechosos y un final sorpresivo, algo muy básico. Pero mi idea no es crear una serie de novelas en torno a la figura de un detective, es un poco un guiño que hago yo a ese tipo de literatura pero nada más. Ahora mismo no es un proyecto, aunque nunca se sabe, a lo mejor dentro de un tiempo decido rescatar a este personaje que pienso que puede ir bien a una historia nueva que se me ocurra. Pero en principio no es así.

- B.M.: En el apartado de agradecimientos haces una mención especial a los libreros, que te han acogido siempre en sus “hogares de libros”. ¿Qué papel otorgas tú al librero en el proceso de difusión de la literatura? ¿Crees que es un dependiente más o un agente cultural, un mediador cualificado?

- C.M.: Yo creo que el papel del librero es fundamental. Al final ellos son el último eslabón de esa cadena que une al escritor con el lector y es muy importante el filtro que realizáis al hacer vuestras recomendaciones. Yo me pongo en mi posición de lectora, que entra en una librería con un montón de estantes llenos de títulos, donde puedes tener muy claro qué es lo que quieres pero a lo mejor no lo tienes. El tener un contacto de tú a tú con alguien que sabes que vive con los libros, que no se los habrá leído todos pero habrá leído muchos, que si es tu librero habitual incluso te conoce, sabe cuáles son tus gustos y te puede hacer una buena recomendación, es muy importante. Y poniéndome en mi lugar de escritora creo que lo ellos hacen, que es llevar nuestras obras directamente al lector, es fundamental.
7.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Carla Montero
Si pensamos por ejemplo en plataformas digitales, donde la figura del librero desaparece, yo me sentiría muy perdida a la hora de escoger. Aunque la recomendación del lector también puede ayudar en un momento dado, al final yo creo que los libreros tienen una visión más amplia, mucho más global. Y aunque el librero, como lector, tenga sus gustos personales, profesionalmente lee un poco de todo, seguramente, aunque sólo sea por conocer bien el producto y poder recomendarlo. Los libreros tienen un conocimiento del libro que un lector estándar no tiene. 

El libro es un objeto muy especial y el cliente que compra un libro es un cliente muy especial. Me refiero al auténtico cliente del libro, no al que entra en una librería a comprarse el best-seller del momento porque no lee a menudo. El lector de verdad exige de una atención mucho más especializada por parte del librero. Y además yo me he dado cuenta, desde que empecé a publicar y traté en un contacto más directo con más libreros, de que en la mayoría de los casos es una profesión vocacional y suelen ser personas enamoradas de los libros que, a pesar de la difícil situación que vive ahora el sector, siguen manteniendo las ganas, el optimismo, la resistencia. Les mueve en gran medida el amor al arte y en muchos casos están ahí porque les entusiasman los libros y yo creo que hay que darle valor a eso. Casi todos son personas muy activas, con mucha iniciativa para promover el libro y la cultura, desde la librería grande hasta la del pueblo más pequeño suelen organizar talleres, presentaciones, conferencias, actividades para niños... Hay mucho entusiasmo detrás que no tiene cualquier otro tipo de vendedor y eso demuestra que, tanto el objeto, como el vendedor, como el cliente, son completamente distintos al resto y no se pueden utilizar los mismos criterios de marketing para vender cualquier producto que para vender libros.

Desde Trabalibros agradecemos a Carla Montero el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la Dirección del Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un espacio ideal para esta conversación y a la editorial Plaza & Janés por haber hecho posible el encuentro con esta autora.
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