Trabalibros entrevista a Amàlia Lafuente, autora de "Terapia de riesgo"

viernes, 27 de diciembre de 2013
"El lado humanístico y culto que en otros tiempos había tenido la profesión médica hoy en día se está perdiendo por el exceso de especialización, formación e investigación que se le exige al médico".
Amàlia Lafuente se dedica a la docencia y a la investigación. Es médico y catedrática de Farmacología en la facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona. Su trayectoria literaria, en la que ha cosechado varios premios, está dirigida hacia un género poco común entre los autores de nuestro país, el llamado thriller médico o tecno-thriller. Su anterior novela llevaba por título "Código genético" y fue publicada por Plaza & Janés.

Terapia de riesgo (Amàlia Lafuente)-TrabalibrosBruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de conversar con Amàlia Lafuente con motivo de la publicación de su último libro "Terapia de riesgo", "una novela fascinante que combina la intriga con la reflexión perspicaz sobre la ambición desmesurada de los investigadores, la obsesión por el envejecimiento y el culto al cuerpo".

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Escribes ficción, pero es muy importante para ti el realismo, la actualidad y la credibilidad, de ahí que ambientes tu trama en un contexto que conoces perfectamente por tu labor médica, investigadora y docente. Y, por si fuera poco, te has asesorado con especialistas en numerosos temas: científicos, médicos, legales e incluso policiales. ¿Qué crees que aporta la verosimilitud a una buena trama que no aportan otros libros menos cercanos a la realidad?

- Amàlia Lafuente (A.L.): La novela científica que existe hoy en día en nuestro país es la novela de ciencia ficción y yo no quiero entrar ahí, yo quiero hacer una novela médica y científica, pero realista. Simplemente, hay lectores de ciencia ficción y lectores que no leen ciencia ficción y yo me acerco más a estos últimos, a los que quieren ver escenarios médicos con divulgación médica-científica complementaria y, sobre todo, que la fuerza la tengan los personajes y las tramas, no tanto la parte divulgativa, eso es complementario. "Terapia de riesgo" es una novela de relaciones humanas y de pasiones humanas escenificada en hospitales, con conflictos profesionales, pero que se aleja de ese otro campo. 

- B.M.: Siempre me han interesado los hospitales como marcos fascinantes para contar historias. Quizás sea la condición que tienen éstos de micromundos en miniatura, donde las relaciones humanas se intensifican por su cercanía a las grandes emociones humanas que dentro de ellos se desarrollan (el miedo, el dolor, la muerte…) Pero el thriller médico o el techno-thriller tiene poca tradición en España, aunque vemos que las series ambientadas en hospitales tienen mucha audiencia. ¿A qué crees que es debida esta escasa producción literaria en España, siendo éste un género de mucho éxito en el mundo anglosajón?

1.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Amàlia Lafuente 

- A.L.: En España hay mucha afición a las series televisivas, precisamente por la razón que comentabas, porque esos hospitales funcionan como pequeñas ciudades con todo tipo de personajes y con todo tipo de conflictos. La novela de este tipo en el mundo anglosajón es muy bien recibida, pero en cambio no hay autores autóctonos españoles. Yo creo que es porque el autor médico es difícil que encuentre un espacio en su vida para poder dedicarse a las actividades humanísticas, cosa que es una pena realmente, porque la profesión médica en otros tiempos había tenido ese lado humanístico y culto y hoy en día se está perdiendo por el exceso de especialización, el exceso de formación continuada, el exceso de investigación a veces que se le exige al médico. Y además ahora se le demanda también su participación en gestión, con lo cual el médico ya no tiene ni un segundo para poder desarrollar otras facetas que en otras épocas formaban parte de su persona. De hecho, yo tengo ahora muchos amigos que me dicen: "Qué suerte tienes, a mí me encantaría poder hacerlo, pero es que no tengo tiempo". Yo, en este sentido, como soy muy disciplinada, me saco mis pocas horas al día para poder escribir, pero realmente exige mucho esfuerzo.

 - B.M.: De hecho, si pensamos en novelas españolas de este tipo sólo se me ocurre "Los renglones torcidos de Dios" de Torcuato Luca de Tena, se desarrolla en un psiquiátrico y es la única que recuerdo que se parece un poco. He leído también un par de novelas de un psiquiatra americano, "La casa de Dios" y "Monte Miseria" de Samuel Shem. No sé si los conoces, el primero hace una crítica fantástica a la medicina deshumanizada.

- A.L.: Sí. Pero aquí hay pocos, hay algún autor pero les cuesta avanzar y hacerse un público. 

- B.M.: Aquí no tenemos un Robin Cook, un Michael Crichton, un Frank Slaughter o una Patricia Cornwell.

- A.L.: No, no los hay.

- B.M.: Volviendo a "Terapia de riesgo", yo creo que en la conversación que mantiene uno de los protagonistas, Sir Friederich, con Diana se encuentra la clave, no sólo de la trama, sino la clave ideológica de la novela. En ella hablan de “sostenibilidad de la vejez” y de “terapia antienvejecimiento integral”, que va más allá de la estética. La posibilidad de frenar el envejecimiento de forma general activando la telomerasa en las células somáticas me parece casi de ciencia ficción. ¿Cuál es el estado actual de las investigaciones?

- A.L.: Las investigaciones sobre este tema están muy avanzadas. La persona que me ha documentado, María Blasco, una investigadora de primera línea, directora de Cnio de Madrid, es una persona muy importante que ha perdido el tiempo conmigo leyendo la trama, leyendo escenas. Me ha asombrado que tuviera la paciencia de hacerlo, la verdad es que se lo agradezco mucho. Ella trabaja con un fármaco que ya ha entrado en fase clínica, con el que ya se están haciendo pruebas en pacientes. El estudio está avanzado y hay grupos muy potentes en el mundo que están trabajando con sirtuinas, células madre, telomerasa. Realmente, es muy apasionante. Yo creo que la inversión que se está haciendo a nivel mundial se está haciendo con esa finalidad. La previsión es que la humanidad envejezca mucho más en pocos años y no se quiere mantener la situación actual, que es alargar la vida alargando la enfermedad. Lo que queremos es alargar la vida, pero en buenas condiciones; a nosotros nos interesa para ganar calidad de vida, pero también interesa por la sostenibilidad del sistema sanitario, en otro caso sería muy difícil que pudiera asumirse ese gasto.
2.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Amàlia Lafuente
- B.M.: Esa pastilla de telomerasa sería algo así como el elixir de la eterna juventud.

- A.L.: O, al menos, un fármaco que hiciera que envejeciéramos bien, que lograra enlentecer el envejecimiento orgánico. Es muy posible que en pocos años hayan muchos centenarios, ver gente que llegue a vivir 110 años no sería extraño; de la misma manera que hemos pasado de una expectativa de vida de 60 a 80 años, tampoco sería raro que pasáramos de 80 a 100. Pero lo bueno no está en alargar la vida, sino en que este tiempo se viva en buenas condiciones y en esto pueda ser para todos. Nadie queremos envejecer, si no es en una situación física y mental en la que podamos seguir disfrutando de la vida.

- B.M.: Esto me ha recordado algo. No sé si habrás estado en la Capilla Sixtina. Allí Miguel Angel pintó cinco sibilas, todas guapas y jóvenes menos una de ellas, a la que pintó completamente envejecida. Es la sibila cumana, que cuando era joven le pidió a Apolo la inmortalidad y Apolo se la concedió a cambio de su cuerpo. Ella no cumplió su parte del trato y Apolo decidió darle la inmortalidad, pero no la eterna juventud. Era inmortal, pero iba envejeciendo cada vez más, se encogió de tal forma que cabía en un frasco. Los sacerdotes la metieron en un bote de cristal y, cuando la gente le preguntaba: "Sibila, ¿qué deseas en este momento?", ella contestaba: "la muerte".

- A.L.: Claro, la vejez tiene que ir aparejada de buenas condiciones y también tiene que ir acompañada generacionalmente, porque hoy en día un centenario es una persona aislada y sola, desde el punto de vista de que no tiene a sus congéneres. Si vamos a aumentar los años de vida que los aumentemos todos en paralelo, porque si no te quedas muy solo y muy decrépito, yo creo que eso no lo quiere nadie.

- B.M.: En tu libro hay una reflexión muy interesante que hace Diana, la protagonista. Ella dice: “¿Para qué hace falta rejuvenecer si de todos modos el tiempo no puede detenerse?” “¿De qué sirve estirarse la piel, eliminar las bolsas de los párpados, si no pueden sentirse de nuevo las emociones vibrantes del pasado, si no puede recuperarse el pensamiento palpitante e inocente de la juventud?” La cirugía estética o satisfactiva no detiene el tiempo. Ni nuestro tiempo biológico ni el tiempo de nuestro entorno, que es frágil y transitorio.

- A.L.: Hay muchas reflexiones en este sentido. La cirugía estética, que es lo que se hace ahora, es una renovación superficial, pero no integral. Ahora nos dirigimos hacia el rejuvenecimiento integral, pero luego todavía quedará eso, que también evolucionamos y que el tiempo pasado no vuelve. Pero eso tiene que ver con que cada uno se trabaje su interior, hay personas que viven ancladas en su pasado. Por último, tampoco se detiene el entorno, como dice la última frase. Uno añora su entorno y eso no depende de nosotros.
4.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Amàlia Lafuente (2)
- B.M.: El entorno también envejece.

- A.L.: El entorno sufre cambios: tu barrio ya no es tu barrio, tus amigos ya no son tus amigos... Es muy complejo, estamos tratando hasta ahora sólo en superficie, pero el paso del tiempo tenemos que trabajarlo todos mentalmente, porque es complejo en muchas vertientes.

- B.M.: Aunque podamos conseguir un envejecimiento más lento de nuestro cuerpo, no podemos evitar el envejecimiento imparable de nuestro contexto. Si ambas cosas no van parejas nos puede ocurrir como a Dorian Grey, que se mantenía joven mientras todo su entorno iba envejeciendo.

- A.L.: Me gusta que te hayas fijado en esto, porque "Terapia de riesgo" no es un thriller banal, es un thriller en el que hay mucha reflexión. También hay reflexión sobre la investigación.

- B.M.: Así es y en ese sentido va mi siguiente pregunta. Sir Friederich se queja de que existe poca “investigación translacional”, poca transferencia de la investigación básica médica a la práctica clínica, hacia nuevos tratamientos. Como investigadora médica, ¿crees que ocurre esto en la actualidad, que la investigación que se hace está acotada, es repetitiva y sólo busca engordar currículums de investigadores obligados a publicar para obtener becas?

- A.L.: Está montado de esta manera, te evalúan y te dan más dinero para investigar en función de tu currículum. Es decir, si tu quieres progresar en la carrera investigadora tienes que invertir en tu curriculum y, a veces, priorizas una investigación que se vaya a reflejar rápidamente en él frente a otra que tendría más sentido, pero que es a largo plazo. En ese momento, puede que pienses que no puedes estar cinco años montando una técnica nueva para montar eso, que sí que tendría aplicación, pero sabes que si dedicas todo este tiempo te quedas atrás y no te van a dar más financiación. 

A veces te encuentras en una especie de cuello de botella en el que notas que no se está avanzando al mismo ritmo de las inversiones que se realizan, que son muchísimas. Nosotros en nuestro país tenemos nuestras limitaciones, pero a nivel mundial, a nivel de la industria farmacéutica, se está invirtiendo mucho dinero. Además, por lobbys de investigación, hay muchos estudios que no se replican, eso pasa con descubrimientos que parecen importantes, pero luego parece que se pierden.

Se reflexiona sobre ello a nivel mundial. En este momento hay grandes revistas, como Science o Nature, donde los editores se están preguntando qué falla. Se invierte muchísimo dinero en investigación a nivel mundial y no estamos viendo cambios significativos. Muchas veces los cambios significativos que se producen son producto de una casualidad, no son producto de un almacenamiento del conocimiento que al final despunta. Se están planteando si no estamos utilizando los modelos que tenemos que utilizar, si el modelo de animal no es realmente útil porque después no se puede extrapolar ese conocimiento a los humanos; el modelo in vitro con células también se cuestiona porque no son organismos vivos, las condiciones éticas de estudios en humanos son super exigentes... Se está cuestionando mucho todo esto, estamos en un punto de reflexión.
5.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Amàlia Lafuente
- B.M.: Incluso pensando en la telomerasa de la que hablábamos antes. Las pruebas se hacen con una célula, pero ¿eso es extrapolable a todo el organismo?

- A.L. Yo no trabajo en esto, la persona que me orientó es, como dije antes, María Blasco. La gente que nace con los telómeros más largos, como pasa con los centenarios, es gente que de nacimiento sale mejor preparada y es más resistente frente al envejecimiento. Tú ahí puedes manipular, hacer terapia génica, hacer que esa telomerasa sea más activa. Toda la terapia con células madre, a nivel sistémico, está en investigación. Lo que se hace actualmente es lo que se explica en la novela, inyectar células madre localmente, pero terapias sistémicas con célular madre que migren hacia todo el organismo o hacia sitios especiales (como en el caso de intentar recuperar zonas degradadas por el Alzheimer), todavía no se sabe cómo puede hacerse.

Hay muchas clínicas fraudulentas que se anuncian en Internet y que están generando unas expectativas a personas desesperadas en las que aseguran que hacen terapias de este tipo para tratar el cáncer, el Alzheimer o el Parkinson, y eso es falso porque está todo en proceso de investigación. Y además la telomerasa tiene un peligro asociado: teóricamente en el momento del nacimiento se silencia, deja de existir (a partir del nacimiento nos hacemos mortales por eso), pero vuelve a aparecer en las células malignas (por eso la célula maligna crece inmortal, por efecto de la telomerasa). Existe ese peligro, si tú manipulas la telomerasa puede que provoques un cáncer. María Blasco, la experta que te comentaba antes, me dice que eso está controlado, que en sus medicamentos ellos hacen unos controles génicos para que haya otros genes que contrarresten eso. Pero es un gran peligro, no es una investigación fácil, porque hay mucho en juego.

- B.M.: Me parecen increíbles ese tipo de actuaciones sobre el genoma.

- A.L.: Sí, con las pruebas en ratones ya se han obtenido resultados en los que el ratón vive mucho más. En animal de experimentación, tanto con telomerasa como con sirtuinas, están consiguiendo una expectativa de vida mucho mayor. Incluso, que es lo que a mí me anima porque también podría beneficiarme yo, también funciona dándola en ratones que ya son mayores, no hace falta darla desde el nacimiento. A partir del punto cero donde están se enlentece su envejecimiento y viven más tiempo que otros de su misma edad a los que no se les ha realizado esa intervención terapéutica. 

6.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Amàlia Lafuente

- B.M.: En tu novela planteas numerosos dilemas éticos en lo que se refiere a la práctica médica, la investigación en medicina y la gestión de las instituciones sanitarias. ¿Crees que la medicina actual necesita una revolución ética, necesita rehumanizarse? 

- A.L.: Yo a los médicos siempre les defiendo mucho, lo que se les ha de dar es más tiempo, porque a veces sólo pueden dedicar cinco minutos por visita y es difícil llegar a un grado de humanización con estas limitaciones en el tiempo. Por otro lado, las exploraciones técnicas parece que son obligadas hoy en día con todos los medios que tenemos, porque el médico se protege mucho de las denuncias. Entonces, ese tipo de médico que estaba tiempo con su paciente hoy en día no es posible, no por él, sino por los condicionamientos a los que se ve sometido de tiempo, de presupuestos y también de protección jurídica, de responsabilidad civil. Yo creo que es una lástima y en ese sentido sí podríamos decir que la medicina está deshumanizada, aunque yo siempre defiendo que el médico, por sí mismo, suele ser muy humano.

- B.M.: Son las condiciones en las que les obligan a trabajar las que deshumanizan esa relación médico-paciente.

- A.L.: Sí. Hay un personaje en "Terapia de riesgo" que quizás no esté del todo desarrollado y que luego, a posteriori, he pensado que tendría que haberlo potenciado más. En mi novela hay dos críticas a dos tipos de médicos. El primero es el médico que se mueve por ánimo lucrativo y por ánimo de conseguir más poder (que sería el ginecólogo y Director de la Clínica, un médico asociado a la medicina privada que a veces interviene cosas que no se han de intervenir por dinero), ese tipo de médico existe, aunque no es mayoritario. Y la otra figura, que también me preocupa mucho, es el médico excelso (que en la novela es el cirujano estético), el que se mueve por su prestigio personal, que sólo se preocupa en publicar, en ir a congresos, en obtener el reconocimiento de sus colegas. En esos casos se pierde un poco el significado de esa relación médico-paciente, porque al final el paciente es lo que menos les interesa; muchos de ellos operan pero ya ni visitan. Son profesionales muy buenos, tienen un gran reconocimiento profesional, pero no es el médico que todos esperamos encontrarnos.

- B.M.: Son los médicos que, como dices en tu novela, se diferencian de Dios porque Dios no sabe operar.

- A.L.: Exacto. Son estrellas de la medicina y ese es otro peligro. Ese reconocimiento de excelencia profesional hace que se alejen de la figura del verdadero médico. Esa es, como digo, otra crítica del libro. Me hubiese gustado trabajar más a Evarist, es un tema que en la próxima novela volverá a salir. Este es un asunto que me preocupa, yo también trabajo en un Hospital que es muy prestigioso y esa excelencia tiene ese peligro. Hay médicos que son excelentes y continuan siendo médicos, pero hay otros donde esto no es así.

- B.M.: Diana Cladellas, la protagonista de la novela, es lectora de Harold Pinter. Según ella, los diálogos de este escritor, aparentemente insignificantes, esconden grandes ideas y en sus silencios se descubre la respiración del personaje. La lectura funciona para ella como un ansiolítico. ¿Para ti la literatura es también un ansiolítico, una forma de eliminar la tensión acumulada, una válvula de escape?

- A.L.: Sí. Yo creo que, tanto leer como escribir, es una actividad que te relaja, te permite eliminar presión de tu trabajo, en el que hoy en día todos solemos tener problemas. La frase de Diana está puesta en el libro porque para mí los diálogos son tan importantes y tan difíciles... Ves un buen libro si los diálogos están bien y, en cambio, un diálogo inútil chirría y hacerlo bien es tan difícil... Los buenos autores teatrales, que lo basan todo en el diálogo, creo que tienen muchísimo mérito. Por eso me ha gustado hacer que Diana tuviera esa afición literaria por el teatro.

- B.M.: Y has elegido al Premio Nobel de 2005, un autor que básicamente escribe obras de teatro.

- A.L.: Sí, es una de estas excepciones que se dan a veces en los Premios Nobel, igual que ahora se le ha dado a Alice Munro que escribe básicamente cuentos. Yo creo que es la primera vez que se concede un Nobel de Literatura a alguien que escribe sobre todo cuentos. Está muy bien que se haga este tipo de reconocimiento, de este modo se potencia el cuento, que a veces se considera un género menor.

- B.M.: Me gusta recomendar libros a los autores que entrevisto. En esta ocasión creo que te pueden interesar mucho dos títulos: El primero es "Catarsis" de Andrzej Szczeklik, un ensayo que reflexiona sobre la medicina desde sus orígenes griegos. El autor es un médico polaco humanista muy versado en la cultura y la filosofía griegas. El segundo es "Un hombre afortunado" de John Berger, en el que éste sigue de cerca la vida de John Sassall, un extraordinario médico que renuncia a un puesto en un gran hospital para trabajar como médico de atención primaria en un condado inglés. Berger es un auténtico hombre del renacimiento: pintor, cineasta, fotógrafo y escritor de ensayos y ficción.

- A.L.: Sí, pero ¿hoy en día tú crees que esto triunfaría? Yo no sé si hoy en día te permiten ser tan versátil. Te exigen una super especialización tan grande en todo... Es una pena que esto se pierda, en otros tiempos yo creo que te permitían más tener ese tipo de genio y, en cambio, ahora yo creo que casi está mal visto, la gente piensa que si no eres un super especialista en algo no eres nadie, que tocas demasiadas teclas y es una pena.

3.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Amàlia Lafuente

- B.M.: Yo creo que también hay una demanda de mentes globales, de mentes capaces de tener una visión de conjunto. 

- A.L.: Ese punto de vista es más americano que europeo. Eso sí pasa en Estados Unidos, pero aquí aun no. Yo en mi profesión lo noto. La literatura todavía está bien contemplada, pero si tienes muchas facetas abiertas a veces interesa ocultar algunas, porque si no eres mal visto. Piensan que te estás desperdigando, que te estás diluyendo.

- B.M.: La interdisciplinaridad no está bien vista.

- A.L.: Yo creo que no. Al menos en mi mundo, en el mundo científico y médico, no.

- B.M.: Quizás porque es un mundo de mucha especialización, en el que para sacar un alto rendimiento en un área tienes que hiperespecializarte.

- A.L.: Pero ese mismo médico y ese mismo científico, en Estados Unidos, si en su currículum dice que además es escritor, pintor o fotógrafo, eso se considera un plus, porque ellos creen que si tú estás desarrollando otras partes del cerebro eso va a beneficiar tu investigación, y es verdad.

- B.M.: Sí, desde el punto de vista neurológico es verdad.

- A.L.: En cambio aquí yo creo que aun no se ha llegado a esta constatación.

Desde Trabalibros agradecemos a Amàlia Lafuente su amabilidad y el tiempo que nos ha dedicado al responder a nuestras preguntas. Agradecemos también a la Dirección de Lotelito de Valencia el habernos cedido un espacio ideal para hacer posible esta entrevista.
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