Trabalibros entrevista a Ricardo Menéndez Salmón, autor de "El sistema"

lunes, 30 de mayo de 2016
"Se necesita una cultura de escritores vivos, no de simulacros; una cultura de libros auténticos, que no nazcan de las coyunturas del mercado sino de la necesidad".
El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón es licenciado en Filosofía y escribe en los diarios ABC y La Nueva España, y en las revistas El Mercurio y Tiempo. Autor de libros como "La noche feroz", " Niños en el tiempo", "El corrector", "La ofensa", "Derrumbe", "Gritar", "Los caballos azules", "La luz es más antigua que el amor" y "Medusa", entre otros títulos, ha recibido multitud de galardones literarios y se presenta como uno de los autores españoles contemporáneos de mayor proyección.

Bruno Montano de Trabalibros dedicó una de sus tertulias literarias radiofónicas a hablar sobre "El sistema", el último de sus libros (aquí el audio) y en esta ocasión ha tenido además el placer de entrevistarle sobre el mismo.

El sistema (Ricardo Menéndez Salmón)-TrabalibrosEn su nueva obra, tras una serie de guerras ideológicas y económicas la Tierra queda fragmentada en un rosario de islas, un archipiélago que constituye “El sistema”. “La naturaleza del sistema es la coerción; su objetivo, la seguridad”. El núcleo del sistema es el Dado, una entidad misteriosa de la que emana todo el poder. El protagonista principal es un vigilante fronterizo que protege al Sistema de los “ajenos”, de los otros. El vigilante empieza a dudar de su cometido al mismo tiempo que el Sistema se agrieta. Un cuaderno manuscrito reflejará los cambios internos que transforman al funcionario en narrador y librepensador. Asistimos pues al nacimiento y evolución de una conciencia crítica.

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Ludwig von Bertalanffy, el creador de la Teoría General de Sistemas, definía a estos como complejos de elementos en interacción cuyo equilibrio dependía de delicados mecanismos de retroalimentación. ¿En un sistema político-social cerrado y excluyente como el que tú defines en "El Sistema" pequeños cambios de conciencia individuales pueden generar la entropía suficiente para resquebrajarlo?

- Ricardo Menéndez Salmón (R.M.S.): Si uno atiende a los grandes acontecimientos históricos, observa que los cambios, las quiebras, lo que podríamos llamar las catástrofes –sin que ese apelativo implique necesariamente negatividad– suceden por acumulación, por adición, mediante la suma de múltiples fuerzas. Así como desconfío de la teoría de los grandes hombres que cambian la Historia, desconfío también del gran gesto, del hecho único, del instante decisivo. Esa perspectiva puede ser atractiva literaria o estéticamente, pero casi siempre resulta falaz si se atiende a la lógica de lo sucedido.

- B.M.: La Estación Meteorológica y la Academia del Sueño son parte del mecanismo coercitivo del Sistema. El trabajo controla el cuerpo y la Academia la mente de los que dudan. Estos dos primeros capítulos de tu libro conformarían el elemento distópico de la novela. Resuenan aquí Orwell, Huxley, Bradbury… El viaje en el Aurora y la búsqueda de la Cosa completarían el texto a través de la alegoría y la parábola. ¿Qué has pretendido transmitir con esta sugestiva combinación de estilos y tonos narrativos? ¿Cuál es su propósito?

- R.M.S.: Más allá de los géneros o subgéneros que mencionemos (distopía, anticipación, parábola), "El Sistema" es una novela política. Y entiendo aquí política en el sentido más noble del término. No como política de siglas, sino en su acepción de vida social de los hombres, de conglomerado de intereses, actitudes e intenciones que articulan nuestro lugar en el mundo. Desde esa óptica, "El Sistema" sería una propuesta de lectura de lo que lleva sucediendo en nuestro cronomapa inmediato, en el aquí y el ahora de las últimas décadas, aunque situando el acento en algunos de los secuestros que percibo identificativos de nuestro tiempo. Por ejemplo, el de la política en nombre de la economía, el de la libertad en nombre de la seguridad, el de lo humano en nombre de lo tecnológico.

Ricardo_Menéndez_Salmón

- B.M.: Complejo también es el uso de las voces narrativas. Empiezas narrando en tercera persona, sigues luego con la primera persona y acabas con la segunda. Cada voz narrativa se corresponde con los tres cuadernos que escribe el protagonista: “Cuaderno del Él”, “Cuaderno del Yo” y “Cuaderno del Tú”. El primero lo escribe sobriamente para entender El Sistema. El segundo, de forma beligerante para no perder la memoria. Y el tercero, de forma hermética para documentar la refundación de un tiempo nuevo. ¿Narrar desde lo objetivo, lo subjetivo y lo relacional es un intento por tu parte de narración total?

- R.M.S.: En "El Sistema" la escritura es el lugar de elucidación por excelencia. El Narrador comprende qué ha sido, qué es, qué puede llegar a ser mediante el expediente de la escritura. En ese despliegue de voces, la forense, la crítica, la oracular, se resume un viaje que es a la vez público y privado, hacia fuera y hacia dentro, que apela a una voz que puede ser testigo de la humanidad y, al tiempo, que invoca una singularidad irreductible. Recuerdo una frase de Muñoz Molina en "El jinete polaco": “Como ya no soy quien fui, puedo hablar de mí mismo en tercera persona”. La escritura como exhumación y como rebelión; la escritura como totalización no sólo de la experiencia, sino de la conciencia que la ha vivido.

- B.M.: "El Sistema" es también una reflexión sobre el poder de la narración, sobre la capacidad humana de atrapar la realidad en un relato omnicomprensivo y coherente que nos permita habitarla con una cierta sensación de control. Pero la conclusión final es que en la selva de la vida no disponemos de un bulldozer, ni siquiera de una motosierra. Sólo tenemos un machete con el que abrirnos una trocha que, rápidamente, la vegetación cierra a nuestro paso. ¿A pesar de esta limitación hay que seguir narrando, abriendo pequeñas sendas con palabras para hacer inteligible el mundo?

- R.M.S.: Sin duda. Y parte de la literatura más interesante que se hace hoy, abunda en esa reflexión. ¿Qué lugar ocupa la narración, su mera posibilidad, en el contexto actual? ¿Desde dónde podemos narrar el mundo? Si la novela pudo aspirar hasta finales del diecinueve, coincidiendo con su momento de máximo esplendor social, a constituirse en la instancia de la que presumía la sentencia de Balzac («La novela es la historia privada de las naciones»), los experimentos de comienzos del veinte, con Ulises a la cabeza, conducen a la novela a su momento álgido y, a la vez, evidencian su límite. El problema no es ya que el mecanismo de ficción (la novela) fracase en su intento por apropiarse del mundo; el problema es que su escenario (el mundo) escapa a partir de cierto momento a toda posibilidad de apropiación. "El Sistema" posee algo de ensayo camuflado acerca de la inconmensurabilidad de nuestra época. Porque la verdad primordial es que no hay observatorio desde el que interpretar el mundo. Pero en esa lógica fracasada, en la asunción de esa narrativa imposible, se esconde a la vez la única garantía de una conciencia lúcida.

Entrevista a Ricardo Menéndez Salmón-Trabalibros

- B.M.: “El Dado, La Caja, El Juego. La idea, el objeto, la figura. Tres representaciones para un único hecho. Los rostros de un Dios primordial. O los alias plausibles de una nada maléfica. El sentido de todo. O el sinsentido invencible”. Tras una larga travesía en el Aurora los supervivientes buscan respuestas en la Cosa, pero “ni la Cosa ni el Aurora eran lo que anunciaban”. Dios o la nada, el sentido o el sinsentido. ¿La búsqueda infatigable de un centro es la gran tarea del hombre?

- R.M.S.: Desde muy joven, y cuanto más leía, lo que me asombró fue advertir una constante. Y es que, a través de las épocas, el hombre ha mostrado ser extraordinariamente plástico en sus costumbres, sus filias y sus fobias, pero increíblemente rígido en los lugares comunes que lo definen. Es como si todo cambiara de modo permanente a nuestro alrededor para acabar teniendo ante la vista siempre el mismo paisaje: el miedo a morir, la búsqueda del amor, un principio desde el que interpretar la existencia. Ese Centro que el Narrador menciona en su tercer cuaderno, y que en puridad es la última palabra que nos transmite.

- B.M.: En la última parte de la novela se plantea la gran pregunta de hacia dónde se dirige la humanidad, de si estamos cerca de “otro comienzo”, de “un segundo génesis”, de si hemos cruzado los hombres una frontera que no está ya sólo “en el mundo de los objetos sino en el corazón humano”. ¿El planeta entero, como una gran gabarra a la deriva, ha iniciado ya un tiempo posthumano que acabará transformando las relaciones del hombre consigo mismo, con el otro y con el entorno?Ricardo Menéndez Salmón-Trabalibros

- R.M.S.: Me parece incuestionable que las generaciones venideras habrán de enfrentar el problema de la Tierra como lugar de residencia. No es insensato concebir nuestro planeta como el lugar de residencia de los desclasados, los desheredados, quienes compiten por el alimento, el agua y el espacio, mientras una élite se lanza a la conquista de otros marcos habitacionales. Nuestro entorno es cada vez más frágil, sobre todo por la presión demográfica, y nuestra actitud hacia él cada vez más peligrosa, por la tendencia a convertir la tecnología en un sustituto de la naturaleza. Además, dada la altísima velocidad de crucero de la realidad, en pocas décadas la autorrepresentación de nuestra especie se habrá modificado porque la propia definición de Homo sapiens quizá ya no sea válida. La mejor literatura de nuestros días ya se está asomando a esos escenarios. Basta leer una novela como Cero K, de Don DeLillo.

- B.M.: Todas tus novelas y en especial esta última tienen un talante inquisitivo y reflexivo. Abundan en ellas las ideas y las invitaciones a pensar. En El Sistema el vigilante narrador experimenta una profunda metamorfosis, de acólito del Sistema pasa a ser con ayuda de la escritura un marginal crítico. ¿La escritura y la lectura deben desvelarnos, deben abrirnos los ojos? Como tú dices a veces, ¿la literatura debe ser lo esencial, o si no, no es nada?

- R.M.S.: Esa frase de Bataille es para mí un mandamiento. Vivimos en un tiempo dominado por la tentación de la copia, del eco de un eco. La tecnología no sólo ha convertido la literatura en un producto infinitamente reproducible, sino que una lógica perversa ha convertido también al escritor en un sujeto infinitamente reproducible. Por eso se necesita una cultura de escritores vivos, no de simulacros; una cultura de libros auténticos, que no nazcan de las coyunturas del mercado sino de la necesidad.
 
Desde Trabalibros agradecemos a Ricardo Menéndez Salmón el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Del mismo modo, agradecemos a la editorial Seix Barral el haber hecho posible esta entrevista.
Compra el libro en Amazon.es:

libro

ebook Kindle

subir