Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz, autor de "La llama de la sabiduría"

lunes, 25 de mayo de 2015
"¿Tienen alma las mujeres? Yo no pretendo contestar esta pregunta. Lo que quería indagar es cómo hemos llegado a hacérnosla. Para mí ese es uno de los enigmas más profundos de nuestro pensamiento occidental".
Juan Francisco Ferrándiz es un autor nacido en Cocentaina (Alicante). Ejerce como abogado en Valencia y su anterior novela, "Las horas oscuras", fue calificada de revelación en el género de la narrativa épica. Con ella alcanzó grandes éxitos entre la crítica y los lectores.

La llama de la sabiduría (Juan Francisco Ferrándiz)-TrabalibrosBruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de entrevistarle con motivo de la publicación de su nueva obra titulada "La llama de la sabiduría", "una novela ambiciosa y apasionante, llena de acción e intriga, que nos habla del valor de unas mujeres cuyo único pecado fue defender su dignidad en un mundo que las consideraba seres moralmente defectuosos... Seres sin alma" (editorial Grijalbo)

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): "La llama de la sabiduría" es una novela de trama compleja y muy completa. Hay amor, misterio, venganza, acción, intriga... Es una novela histórica, pero también podríamos definirla como novela negra, porque hay una conspiración, una investigación, unas claves ocultas. Combinas varios géneros narrativos, incluso hay momentos en los que podría parecer una novela de capa y espada.

- Juan Francisco Ferrándiz (J.F.F.): Yo quería que en esta novela pasaran muchas cosas. Quería poner a los personajes prácticamente al límite. Es curioso, porque cuando le envié el original a la editora me dijo exactamente eso, que en esta historia pasaban muchas cosas. Tal vez he tratado de hacer un contrapunto a mi novela anterior, "Las horas oscuras", que invitaba más a la evocación, a regodearte en las escenas y en los paisajes. Esta quería que tuviera una luz más mediterránea, que fuera más como nosotros, que nos pasan cosas continuamente y de alguna manera vamos por la vida más rápido. Fue una intención consciente, quería trazar una historia que no decayera.

Yo soy bastante ecléctico en mis gustos literarios. Aunque las dos novelas que haya publicado sean ficción histórica, yo leo de todo: contemporáneo, novela negra, ciencia ficción... Y de alguna manera uno va absorbiendo atractivos que tiene cada uno de los géneros y cuando trata de plasmar algo yo creo que le van saliendo. Asoman las intrigas, los secretos familiares, los personajes oscuros, alguna muerte, algo de sexo, amor... Al final ese es el poso que como lector tiene cada uno y le ayuda. La imaginación va fluyendo a medida que vas trazando la historia.

01.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz
B.M.: Con respecto a la contextualización de la historia, como dices al final del libro, has elegido un momento de esplendor histórico de Valencia, tanto comercial como cultural. ¿Por qué te interesaba particularmente este momento de la ciudad?

- J.F.F.: A mí este momento histórico me gustaba por dos motivos: en primer lugar es una época que me encanta y, aunque se conoce y se ha escrito mucho sobre ello, creo que todavía vale la pena conocerla más. Valencia es un escenario literario fascinante y en aquella época también lo era, se trataba de una metrópolis. Yo, ahora que estoy de promoción, me he encontrado con que, aunque aquí tenemos muchos autores valencianos muy conocidos, en Sevilla, en Zaragoza o en Barcelona por ejemplo me han comentado varias veces que no habían leído nunca nada sobre Valencia y menos ambientado en esa época. De alguna manera yo quería reivindicar eso, con todos los respetos y permiso de un montón de autores que hay muy buenos trabajando con historias sobre Valencia. Y en segundo lugar, es una época fascinante porque también tiene su oscuridad. A nivel de lo que es la ciudad tiene su mancebía, sus casos de corrupción. Y además, en el siglo XV los derechos de la mujer todavía se sumieron más en el hoyo. La Edad Moderna fue la que definitivamente oscureció a la mujer en todos los ámbitos.02.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz

- B.M.: A pesar de que las ideas renacentistas llegaban en ese momento.

- J.F.F.: Sí, a pesar de eso. Afloraron ideas platónicas y aristotélicas y la mujer tampoco estaba muy bien considerada por estos filósofos. En "La llama de la sabiduría" quise plantear un contraste: colocar a la mujer en el peor de los contextos para ver cómo evoluciona, si es capaz de moverse dentro de él. Yo en este caso no he trasladado a una mujer del siglo XXI al siglo XV, Irene Bellvent es el resultado de un montón de biografías y datos históricos que he ido descubriendo de mujeres que dijeron que no, que no se limitaron a cumplir con los condicionamientos sociales sino que se movieron. De hecho, aparte de dedicárselo a Clara que es mi hija, se lo dedico a Anastasia Spatafora, que fue una mujer de Barcelona que se dedicaba a rescatar niños expósitos, a mantenerlos y defenderlos. Fue una mujer que luchó por aquello que creía, en este caso por misericordia o piedad. "La ciudad de las damas" de Christine de Pizán ha sido para mí un referente, a esta obra de principios del siglo XV pertenece la cita con la que empieza el libro. Creo que es un libro que deberían leer los alumnos en los Institutos. Está escrito por una mujer y defiende el género femenino como igual al hombre y trata de demostrarlo, con ejemplos que van desde la mitología a personajes históricos, ensalzando a un montón de mujeres que a lo largo de la historia por sus méritos se equiparan a los hombres. Ella luchaba contra el aplastamiento del género femenino por el simple hecho del género. A mí me sorprendió que en 1405 una mujer tuviera esto tan claro.


- B.M.: Me ha interesado mucho la "Querella de las mujeres", ese combate intelectual a lo largo de la historia entre los pensadores que defendían una idea de la mujer como igual al hombre en dignidad, respeto e inteligencia y los que no lo hacían. En el segundo grupo se encontraba Aristóteles, al que haces referencia al inicio de tu libro con la pregunta "¿Tienen alma las mujeres?", cuestión a la que Aristóteles respondía negativamente, asegurando que en realidad eran hombres imperfectos que habían terminado convirtíendose en mujeres.

- J.F.F.: Sí, exacto. Yo empiezo el libro con esa pregunta y me planteé incluso la posibilidad de ponerla en portada, debajo del título. Yo no pretendo contestarla, me parece una pregunta absurda. Lo que quería indagar es cómo hemos llegado a hacernos esa pregunta, qué le ha pasado al ser humano para que la mitad de él (que son las mujeres) fueran vistas por la otra mitad como seres que eran poco más que animales, con una función que era simplemente procreadora y de cuidar a los hijos. Para mí ese es uno de los enigmas más profundos de nuestro pensamiento occidental, en el que no solemos reparar.

"La llama de la sabiduría" tiene dos planos: lo que es en sí la pura trama, la ficción histórica, y un segundo plano que subyace y que consiste en invitar al lector a que haga el recorrido espiritual que hace la protagonista, para ir descubriendo algunas de las cosas que nos han ido pasando a lo largo de la historia, a nivel filosófico, mitológico, religioso, que nos han llevado a hacernos esa pregunta. Hoy en día ya no nos la hacemos, pero todavía queda mucho camino por recorrer hasta que todos lleguemos a tener la idea de respeto de géneros bien insertada en la mente.

04.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz- B.M.: Y es una pregunta que se va haciendo la protagonista durante las siete Lectios en las que tú divides el libro. Sobre todo en la última, cuando se descubre quién escribe realmente las cartas e Irene se pregunta en qué momento de la Historia se produjo ese punto de inflexión, en qué momento la Historia dejó de ser matriarcal para empezar a ser patriarcal.

- J.F.F.: Yo casi tengo claro cuando se dio ese momento, pero también tengo claro que en 1489 era imposible saber eso. No se conocía la cultura minoica. Al final del libro hago un guiño al lector que conozca la Historia cuando comento que desentierran algunas losas con imágenes de mujeres; ahí me estoy refiriendo a los frescos de la Parisien, cuando los vi en Creta quedé fascinado. En realidad esto se sabe desde principios del siglo XX. Pero en el fondo yo creo que teníamos una cultura, si no matriarcal, con un peso muy importante del género femenino. Hay una conexión interesante entre Minos y Tarsis y es que en ambas ciudades, durante mucho tiempo no hubo murallas. Parece que con la llegada de los indoeuropeos, o puede que con la explosión del volcán de Tera (que es una de las teorías sobre la caída de los minoicos), o con la invasión de los micenos, algo cambia. A partir de aquí que se crea la mitología patriarcal. 

Hay un momento histórico en el que algo se rompe y desde entonces ya nada es igual. Las diferentes civilizaciones que han ido pasando han heredado ese mito patriarcal, hasta hoy. A mí por ejemplo me llaman la atención especialmente tres mitos griegos: el de que la mujer es mejor que esté en casa, no sea que pase como con Helena de Troya, que era tan deseada por todos que puede llegar a montarse una guerra; si está en casa, mejor que sea fiel, como Penélope, que fue fiel a Ulises tras estar diez años tratando de regresar a su hogar, mientras tenía amantes en cada isla. Pero por otra parte, una mujer tiene que ser audaz: tenemos el mito de Alcestis, en el que el marido ofende a los dioses por no haber hecho un sacrificio como tocaba, es condenado a muerte y Alcestis se ofrece a morir por él. Es decir, se quiere que la mujer sea valiente, pero para defender a su marido. Para mucha gente los mitos parecen cuentos, historias, fantasías de la ignorancia de aquella época, pero no es así; yo creo que manejan unos arquetipos potentísimos, que iban trabajando con sus niños desde que nacían, se insertaban en la mente y creo que todavía hoy estos arquetipos dominan lo que somos.08.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz

- B.M.: No son cuentos, son cápsulas de sentido, que asientan en el cerebro de la gente y pueden germinar en todo tipo de ideas.

- J.F.F.: Sí. En el siglo XXI deberíamos hacer un esfuerzo por tratar de transformar ese mito patriarcal y convertirlo en uno basado en el respeto, trabajándolo desde la edad más temprana. ¿Cómo? Haciendo que la mujer aparezca como un ser que ha contribuido a la Historia. Cuando miras la Historia, parece que la hayan hecho los hombres. Salvo las reinas, en las Historia general pocas más salen. Apenas rascas sí que van saliendo. Están ahí y hay que reivindicarlas, ese sería mi último mensaje: vengo a presentaros un libro, es una ficción, quiero que os lo paséis bien y aprendáis cosas; pero si tuviera que lanzar un mensaje sería ese.

- B.M.: En definitiva, "La llama de la sabiduría" es un homenaje a todas aquellas mujeres valerosas que pese a la misoginia consiguieron brillar con luz propia gracias a su inteligencia, valor y sabiduría.

- J.F.F.: Exacto. A mí, por ejemplo, me sorprendió mucho cuando fui a la Facultad de Historia en busca de una tésis publicada en los años 70. En las microfichas de la tésis me encontré a Peregrina Navarro, una mujer de Morella que tenía licencia para ejercer la medicina. No era una partera ni una sanadora, como había muchísimas, era un médico con título real. Estoy seguro de que no dejarían que estudiara, no le darían acceso, pero tal vez su pericia, su eficacia, sus conocimientos serían tan famosos y tan reconocidos que hasta el propio rey permitió que pudiera curar, como cualquier otro físico (por ejemplo Lluís Alcanyis). Esta mujer me pareció fascinante y quería que apareciera en el libro. Cuando descubres estas cosas, te sorprende que nadie te lo hubiera contado cuando te estabas formando como persona. Te hablaban de los reyes, de las grandes gestas, de Hernán Cortés, de Cristobal Colón; las mujeres no aparecían, pero las había.

- B.M.: Eran las grandes artífices de la intrahistoria, de la pequeña Historia, de la cotidianidad, que es básica. En el epílogo de tu novela hay una idea muy interesante, dice así: “Las hijas de Eva eran desde siempre guardianas de algo esencial que resguardaba a la humanidad de caer en el ominoso légano del miedo y la ira, la belleza y el amor”. Eran, de algún modo, depositarias de la belleza y del amor.

- J.F.F.: Sí. De hecho, tenemos a Diotima de Mantinea, la sacerdotisa que enseñó a Sócrates los misterios del amor, eso sale en "El Banquete". Y en una tesis doctoral que encontré sobre Platón y las mujeres había una mujer muy influyente, que era la esposa de Pericles, pero a Platón no le gustaba demasiado porque era alguien a quien se escuchaba. Parece ser que era culta y se atrevía a hablar en público; Platón no la deja en muy buen lugar, pero da la sensación de que le da rabia que una mujer se atreva a hablarles, le ofende su osadía. Mujeres así han habido siempre y esa es la llama de la sabiduría; no me refiero con el título a que haya habido ninguna hermandad, ha sucedido de una manera natural, las mujeres han tenido brillo por sí mismas y han logrado que no se extinguiera a pesar de los muchísimos esfuerzos que hemos hecho los hombres a lo largo de la Historia por acallarlas totalmente.

05.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz
- B.M.: La academia de las Sibilas de la que hablas en tu novela y de la que forma parte la madre de la protagonista es una especie de hermandad encargada de mantener la sagrada llama, la llama de la sabiduría. ¿Existió realmente? ¿Hubo ningún tipo de hermandad que agrupara a estas mujeres de talento?

- J.F.F.: Eso es ficción. Aunque es cierto que, aunque la academia más conocida es la de los Médici, habían otras en muchos sitios. Existían grupos intelectuales que se reunían y me gustó imaginar que pudiera haber alguna de mujeres, ojalá hubiera existido. Me pareció un recurso interesante para tratar de contar este tipo de cosas. El papel de las mujeres en la historia es un tema interesante al que yo he querido acercarme por medio de una ficción histórica. Es un tema complejo y meter todas las ideas en la trama iba a parar la propia trama, la iba a ralentizar demasiado, por lo que pensé en el formato de las Lectio; lo dividí en varias lecciones, de tal manera que este libro se puede incluso leer pasándolas por alto o leyendo sólo las lecciones, las enseñanzas. Es una manera distinta para no romper la trama narrativa y al mismo tiempo transmitir el mensaje que uno quiere.


- B.M.: Y como son cartas, son necesariamente breves. Son densas, porque hay mucha información en ellas interesante, pero se leen muy bien. Cada 10 ó 12 capítulos trepidantes hay una lección, que te lleva a detenerte, leer la carta y pensar. Me ha gustado cómo se retuerce la trama en torno a todo este esqueleto de ideas.

- J.F.F.: Sí. Y he incluido muchos nombres y referencias por si alguna persona está interesada en el tema y quiere profundizar en él, saber qué dijo Aristóteles, quién era Diotima o quiénes eran las mujeres pitagóricas. Yo, por ejemplo, no sabía que existían las mujeres pitagóricas e investigando me encontré con ellas. Había una que se llamaba Pintis que afirmaba que la necedad o la virtud no es una cuesitón de género, sino una cuestión humana: hay mujeres virtuosas y mujeres necias del mismo modo que hay hombres virtuosos y hombres necios. 3.000 años antes alguien ya dejó caer esa "perlita". Yo encontré esta informacion en un libro en francés.

06.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz
- B.M.: Te recomiendo un par de libros que te interesarían. Me refiero a "Mujeres filósofas en la historia" de Ingeborg Gleichauf y a "Historia de las mujeres filosóficas" de Gilles Menage. En ellos se hace un repaso de la vida y obra de grandes mujeres que han permanecido ocultas para la Historia oficial: pensadoras, artistas, matemáticas, astrónomas, silenciadas por los manuales y por los cánones oficiales, pero que tuvieron una influencia importante en su época y en otros pensadores. Por ejemplo, Hipatia o Hildegard von Bingen, una mujer cuya idea de la mística me parece muy interesante.

- J.F.F.: Ella fue una de las precursoras de la "Querella de las mujeres" también. Ella era una veguina. El movimiento veguino también tenía su interés, porque eran mujeres que querían apartarse de ese tipo de condicionamiento social, no eran religiosas pero se mantenían en esa línea y por eso al final planeó sobre ellas la sombra de la herejía. Hay muchos más temas, al final uno como novelista tiene que contenerse, porque si no te puede salir un libro enorme e incluso no cumplir la pretensión que tienes, que es entretener. Si queremos indagar en otro plano, otro formato sería el adecuado, como el ensayo.

- B.M.: Algo que me ha resultado llamativo ha sido el entramado asistencial que existía en la Valencia medieval. En tu novela hablas de 14 hospitales para 70.000 personas. También nombras algunas figuras curiosas, como el spitaler (director de hospital), el dessospitador (forense), el bacins de pobres (encargados de recoger mendigos y pobres y llevarlos al hospital), el procurador dels miserables, el pare d´orfens, el affermamossos (encargado de buscar ocupación a jóvenes ociosos) y el art de trencadures (traumatólogo).

- J.F.F.: Así es. Entonces los hospitales tampoco distinguían demasiado entre enfermos y mendigos, para la gente de entonces todo era un castigo de Dios y a unos les tocaba una enfermedad y a otros pasar hambre y esto era por algo que ellos o sus familias habían hecho. Algunos hospitales públicos estaban más dedicados a enfermos y otros más a mendigos, pero en general era un "totum revolutum". El affermamossos en concreto es una figura genuina de Valencia; los otros más o menos están replicados en otras ciudades con otros nombres. Su función era recoger adolescentes que habían perdido el rumbo en la vida y los llevaba a un artesano, lo ponía a su cargo como aprendiz con contratos que solían durar 5 años a cambio de vestir y comer. El procurador de pobres representaba a los niños expósitos abandonados. En aquel entonces había un sistema asistencial y se vivía la paradoja de que uno podía ser muy mala persona, pero si luego cumplía una serie de cosas se podía salvar. Unas eran las misas por su alma y otras eran obras de caridad, y para eso había que aportar dinero a alguna cofradía que se dedicaba a labores sociales. El propio Consell también tenía que hacer algunas obras de piedad y poner a disposición de los necesitados cargos como los que hemos comentado.

- B.M.: También me ha llamado la atención la existencia en Valencia de El Partit, el mayor prostíbulo de Europa.

- J.F.F.: Sí, eso aparece en una crónica de viajes muy antigua escrita por un holandés que pasó por Valencia. Estaba situado intramuros, en unos callejones entre las torres de Serranos y las de Quart, aproximadamente en lo que ahora es la calle Roteros. Eran unas cuantas calles cerradas, sólo se podía acceder a ellas mediante una puerta, y las prostitutas estaban en las calles sentadas en taburetes, con un farol para que se pudiera ver su aspecto. Allí habían hostales y casas donde ejercían. El número de prostitutas se controlaba mediante los contratos que ellas tenían que hacer con los hostalers para disponer de ropa y cama. El Consell sabía más o menos las que había e incluso un médico las revisaba. Pero las revisiones médicas no eran por la salud de ellas, sino para evitar contagios a los clientes. Las mantenían en esa zona concentradas para evitar que pudieran estar en otras calles. Hay una anécdota que no sale en el libro pero es muy curiosa, y es que había al lado un convento de monjas y las monjas se quejaron al Consell de los gritos que provocaban las prostitutas. Son cosas que te vas encontrando. Valencia es muy literaria. 

07.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz- B.M.: Curiosa es también la figura de la "endoploratio".

- J.F.F.: Sí, es una figura romana que decía que ante un allanamiento de morada, si tú gritabas antes de matar al delincuente, no pasaba nada. El grito equivalía a la demanda, si tú habías gritado ya habías formulado la demanda y ejecutabas la sentencia. Se concebía como un proceso sumarísimo que se ejecutaba sobre la marcha. Pero si no habías hecho el "clam" (grito) en público no podías eximirte después. Me pareció una argucia curiosa y además nuestra, de los fueros valencianos.

- B.M.: Valencia, el cap i casal como la llamaban entonces, era considerada por sus ciudadanos como una república, protegida por sus fueros y con un sistema de cargos anuales seleccionados por las doce parroquias

- J.F.F.: Aquí los hombres tenían sus fueros, sus leyes y eran libres. Tenían su propia estructura de gobierno: su Consejo, su Consejo Secreto, sus Jurados, se elegían a través de las parroquias... Ellos mismos se consideraban una república. Pero yo creo que ese nombre ahora ha adquirido un sentido distinto del que tenía entonces. Ellos se referían a que era una ciudad independiente, aunque estaban dentro de un reino tenían sus privilegios, sus derechos y su cosa pública, la res pública.

- B.M.: Destacas en tu novela el momento de esplendor que vivía Valencia a finales de la década de 1480, esplendor comercial pero también cultural. Recordemos que a este siglo se le llamó el Siglo de Oro de las Letras Valencianas (Isabel de Villena, Ausias March, etc.) Mencionas a Jacobo Vizlant, propietario de una imprenta de tipos fijos que se situaba cerca del Portal de Valldigna y era la que más libros imprimía de Europa en ese momento.

- J.F.F.: Incluso se piensa que puede haber sido la primera que hubo en España, compitiendo con otra que había en Sevilla. Y esto tenía sentido, si Valencia era la puerta al Mediterráneo entonces, teníamos que ser los punteros en tecnología también. Hay otras muchas curiosidades sobre Valencia, como que aquí se creó el primer hospital dedicado exclusivamente a enfermos mentales, fundado por el padre Jofré en lo que ahora es la Biblioteca de la calle Hospital. Lo importante en este caso es ver cómo en ese momento hay una percepción distinta hacia estos pacientes, que dejan de considerarse locos para pasar a ser enfermos. Hay muchísimos aspectos interesantes sobre Valencia sólo fijándose en esta época, en mi novela he tenido que contenerme, al final afinas y sigues tu camino, pero en el tintero se quedan un montón de cosas interesantes.

- B.M.: Lo cierto es que "La llama de la sabiduría" invita a una segunda parte. Los personajes de Tristán e Irene dan para más novelas.00.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Francisco Ferrándiz

- J.F.F.: A mí me gustan los finales abiertos y en mi anterior novela, "Las horas oscuras", leí alguna crítica que comentaba que daba la sensación de que tendría segunda parte. Pero yo nunca tuve una segunda parte en mente. En "La llama de la sabiduría" he querido cerrar el final un poco más; algo se queda abierto porque me gustan los finales de este tipo y la novela podría continuar, pero como historia está cerrada. Pero los personajes y el momento histórico dan mucho más de sí.

- B.M.: Es cierto. Me ha interesado sobre todo de tu novela la contextualización, las cosas que he descubierto sobre Valencia y la "Querella de las mujeres", ese debate intelectual mantenido a lo largo de varios siglos entre diferentes pensadores al respecto de la posición de la mujer, que trata de recuperar la igualdad para, como dices en la última Lectio, poder mirar al hombre a los ojos.

- J.F.F.: Sí, esa es una imagen muy visual que representa muy bien lo que quiere decir. En el momento en que tú no miras a alguien es porque está por encima de ti. El esclavo no mira al amo a los ojos. ¿La mujer mira a los ojos al hombre? Debería hacerlo. Todos deberíamos tener claro que no hay nada que impida hacer eso.

- B.M.: Sí que lo hay. La ignorancia, el fanatismo y el miedo.

- J.F.F.: Así es.

Desde Trabalibros agradecemos a Juan Francisco Ferrándiz el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a los responsables del espacio multidisciplinar "La Chaise - retro & med" de Valencia el haber cedido un lugar ideal para esta conversación y a la editorial Grijalbo el haber hecho posible el encuentro con este autor.
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