El alquimista

"El alquimista" es una fábula simbólica con valor de verdad, comparable a "El Principito" de Saint-Exupéry o a "Juan Salvador Gaviota" de Richard Bach, nos cuenta la historia de Santiago, un muchacho inquieto que persigue su sueño a través de un viaje iniciático y circular, conducido a lo largo del camino por una serie de guías ocasionales (una gitana, un rey, un mercader, un alquimista...) y por un guía constante: su propio corazón.

El mensaje es claro, todos en algún momento entramos en contacto con nuestra "Historia personal", con aquello que siempre hemos deseado hacer, y somos conscientes de que cumplir con esta Historia personal es nuestra principal obligación en la vida. Lo que algunos no saben es que cuando realmente deseas algo "todo el universo conspira para que realices tu deseo" y desisten de su empeño de realizar aquello con lo que sueñan.

El camino hacia la Historia personal está jalonado por señales y signos (el "lenguaje del mundo") que hay que seguir. Si no se siguen una voz interna nos recordará constantemente que nos estamos desviando del camino del corazón. Nadie huye de su corazón, es imposible no oírlo. El que finge no oírlo o ignora su llamada no encuentra jamás su "tesoro", pues donde está el corazón está el único tesoro ("el que sigue el camino del corazón no se equivoca nunca" como dice el Popol Vuh maya).

Pero si se sigue correctamente el "lenguaje del mundo" cada vez nos acercaremos más al "alma del mundo", a ese lugar alquímico donde todo es uno y lo uno se convierte en el principio que mueve todas las cosas, la gran fuerza positiva. 

"El alquimista" viene a decirnos que si convertimos nuestro sueño en la verdadera razón de vivir cada momento de búsqueda se convertirá en un encuentro y cada encuentro dará sentido a nuestra vida. Mientras caminas hacia tu Historia personal aprenderás todo lo que necesitas y vivirás todo lo que habías soñado vivir ("realmente la vida es generosa con el que vive su Historia personal"). Si abandonas, si dejas de pilotar tu destino, simplemente te acomodarás a la frustración, la infelicidad y la desilusión.