Cata de libros

Los mejores momentos de la lectura de un libro suceden con el hallazgo de fragmentos especialmente hermosos, lúcidos y vibrantes. En Trabalibros nos gusta capturarlos subrayándolos para poder volver a ellos fácilmente con tan solo explorar entre sus páginas.

Esto nos permite además ofrecerte una pequeña selección de los tesoros que ocultan algunos de nuestros libros preferidos, con la esperanza de que sirva para estimular su lectura. Esperamos que disfrutes de nuestra "Cata de libros".

Cata de libros.pptx
15 Cata.pptx
"Ordesa", Manuel Vilas
"El pasado es la vida ya entregada al santo oficio de la oscuridad. El pasado nunca se marcha, siempre puede retornar. Vuelve, siempre vuelve. Contiene alegría el pasado. Es un huracán el pasado. Lo es todo en la vida de la gente. El pasado es amor también. Vivir obsesionado con el pasado no te deja disfrutar del presente, pero disfrutar del presente sin que el peso del pasado acuda con su desolación a ese presente no es un gozo sino una alienación. No hay alienación en el pasado".
"Diarios", Iñaki Uriarte
"Tienes todo el tiempo que quieras. Por qué esta prisa, esta ansiedad repentina. Nadie te exige nada. Exígete, si quieres, apuntar cosas de vez en cuando. Ninguna prisa. Y no dejes de leer y hacer extractos. La típica anotación de un día con nervios. María no tiene estas turbulencias anímicas. Ni las violetas. Ni el gato. Aquí el más frágil soy yo."
"Don Quijote de la Mancha", Miguel de Cervantes
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera."
"Lo que está y no se usa nos fulminará", Patricio Pron
"El escritor no se sorprende al oír su relato: es viejo, ha visto mucho, todo lo que ha visto se ha transformado en parte de él, en algo de su propiedad, y ahora todo lo que tiene es todo lo que fue, que es siempre lo que podía ser en unas circunstancias dadas, pero también todo lo que pudo haber sido y no fue".
"La velocidad de las cosas", Rodrigo Fresán
"Nada más inútil que un escritor con memoria invulnerable. Un escritor con buena memoria no se acuerda de nada porque no se olvida de nada. Para un escritor, el olvido y la capacidad de olvidar es algo imprescindible. Un escritor construye su obra haciendo memoria".
"La fuerza mayor", Clément Rosset
"Lo propio de la alegría de vivir, y diría que su privilegio, consiste justo en eso, en experimentarse como algo completamente absurdo e insostenible: en permanecer alegre con total conocimiento de causa, en plena posesión de las verdades que más se le oponen [...] ¿Hay alguna alianza posible entre la lucidez y la alegría? Es cierto que semejante alianza es posible, puesto que llega a darse en la realidad, como lo prueba toda alegría capaz de asociar una indesarraigable jovialidad con la conciencia siempre presente de la absoluta futilidad de todas las cosas".
"La rosa", Robert Walser
"Como no podía liberarme de lo infranqueable con un soplo, decidí abrazarlo [...] Adoptar un ritmo más lento por mor de la celeridad, ¿por qué no? Intentar subir es más bonito que estar arriba; me gustaba más a mí mismo cuando miraba hacia arriba que cuando lanzaba una arrogante mirada hacia abajo. Mirar alrededor buscando un camino, un asidero, sentirse necesariamente un poquito angustiado, el instante del peligro fatal, ¡qué interesante es todo eso!".
"Memorias de Adriano", Marguerite Yourcenar
"La ficción oficial quiere que un emperador romano nazca en Roma, pero nací en Itálica; más tarde habría de superponer muchas otras regiones del mundo a aquel pequeño país pedregoso. La ficción tiene su lado bueno, prueba que las decisiones del espíritu y la voluntad priman sobre las circunstancias. El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente; mis primeras patrias fueron los libros. Y, en menor grado, las escuelas".
"Lo mejor de Rosa Montero", Rosa Montero
"La vida es así. La convivencia es así. Una larga travesía llena de accidentes. Tal vez sea precisamente esa travesía lo que termine uniendo a las personas. Es la construcción de un pasado común, de una vida a dos. Es el recuerdo de los instantes dulces, pero también, y quizá sobre todo, la superación de los malos momentos. Cuando, tras la muerte de Cissy, Chandler describe su matrimonio como algo perfecto, quizá esté dando una de las claves del éxito sentimental: uno sigue amando si insiste en amar, si decide seguir queriendo al otro, si persevera en ello pese a todo. Es algo muy obvio, pero con frecuencia lo olvidamos".
"La oveja negra y demás fábulas", Augusto Monterroso
"La Cucaracha soñadora. Érase una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una cucaracha".
"El viajero más lento", Enrique Vila-Matas
"Muchas veces me pregunto qué habría sido de mí sin esa farola y aquella caída. Porque, por ejemplo, entrar en Fotogramas y abandonar mis estudios periodísticos fue todo una misma cosa. Y es que, a partir de aquel día en Playa de Aro, comencé a tomar todo tipo de decisiones radicales, a veces tan bruscas como extravagantes. La decisión, por ejemplo, de ser un fingidor escribiendo".
"Homo Lubitz", Ricardo Menéndez Salmón
"Contar, pensó O´Hara. El arte más antiguo que existía. El único imperecedero. Hombres contando asuntos de hombres a otros hombres que escuchan hasta el final de los tiempos. Hombres ante hogueras; hombres en la oscuridad de los bares; hombres en palacios de cristal ante los que la vida pasa en forma de fantasma. Zhao contaba a Cao y, al hacerlo, se contaba a sí mismo. Presintió que estaba al borde de algo importante".
"El tedio", Alberto Moravia
"Todo se puede prever menos el sentimiento que podrá inspirarnos lo que hemos previsto. Sin duda puede preverse, por ejemplo, que debajo de una roca se deslice una serpiente, pero será difícil prever la calidad e intensidad del miedo que nos inspirará la vista del reptil. Yo había imaginado mil veces la salida de Cecilia de casa del actor, en compañía de éste o sola, pero no había previsto los sentimientos que experimentaría al ver a Cecilia salir cogida de la mano de Luciani. Así pues, casi me asombró experimentar, a la vista de Cecilia y del actor inmovilizados, una sensación espantosa, comparable a un desmayo. Sufría horriblemente y al mismo tiempo me asombraba sufrir hasta tal punto y de un modo tan nuevo, después de la preparación de tantas previsiones exactas".
"La caverna", José Saramago
"Cautelosamente, rozando la pared con la mano izquierda, Cipriano Algor comenzó a bajar. A cierta altura le pareció que a su derecha había algo que podría ser una plataforma y un muro. Se dijo a sí mismo que cuando volviera averiguaría de qué se trataba. Probablemente es una obra para retener las tierras, y siguió bajando. Tenía la impresión de que había andado mucho, tal vez unos treinta o cuarenta metros. Miró atrás hacia la boca de la gruta. Recortada contra la luz de los focos, parecía realmente distante, No anduve tanto, pensó, lo que pasa es que estoy desorientándome. Percibía que el pánico comenzaba, insidiosamente, a rasparle los nervios, tan valiente que se imaginara, tan superior a Marcial, y ahora estaba casi a punto de volverse de espaldas y correr a trompicones pendiente arriba. Se apoyó en la roca, respiró hondo, Aunque tenga que morir aquí, dijo, y recomenzó a andar".
"Robin Hood", Walter Scott
"Aquel joven sonreía teniendo respetuosamente en la mano su sombrero verde, adornado con una pluma de garza. Una masa de cabellos negros ligeramente ondulados coronaban una frente ancha más blanca que el marfil. Los párpados, replegados sobre sí mismos, dejaban brotar los fulgores de dos pupilas de un azul oscuro, cuya luz se velaba bajo la franja de las largas pestañas que proyectaban su sombra hasta sus mejillas rosadas [...] Un sombrero con una pluma de garza por penacho, un jubón de paño verde de Lincoln atado a la cintura, botas altas de piel de gamo, un par de unhege sceo (borceguíes sajones) amarrados con fuertes correas por encima de los tobillos, un tahalí claveteado de brillante acero soportando un carcaj lleno de flechas, el pequeño cuerno y el cuchillo de caza en la cintura, y el arco en la mano, constituían el atuendo y equipo de Robin Hood, y su conjunto lleno de originalidad estaba lejos de ocultar la belleza adolescente".
"Donde el corazón te lleve", Susanna Tamaro
"A fin de librarse del destino que nos impone el ambiente de origen, aquello que los antepasados nos transmiten por la vía de la sangre, ¿existe alguna fisura? ¡Quién sabe! Tal vez, en la claustrofóbica sucesión de generaciones, alguien consigue en un determinado momento atisbar un peldaño un poco más elevado e intenta con todas sus fuerzas alcanzarlo. Romper un eslabón, renovar el aire de la habitación: éste es, me parece, el minúsculo secreto del ciclo de las vidas. Minúsculo, pero fortísimo; terrorífico por su incertidumbre".
"Dama de Porto Pim", Antonio Tabucchi
"El dios de la Añoranza y de la Nostalgia es un niño con cara de viejo. Su templo se levanta en la isla más lejana, en un valle defendido por montes inaccesibles, cerca de un lago, en una zona desolada y salvaje. El valle está siempre cubierto por una bruma tenue como un velo, hay altas hayas que el viento hace susurrar y es un lugar de una gran melancolía [...] Ya que este dios no concierne únicamente a la Añoranza y a la Nostalgia, sino que su deidad se extiende a una zona del espíritu que alberga el remordimiento, la pena por lo que fue y que ya no causa más pena sino tan sólo la memoria de la pena, y la pena por lo que fue y habría podido ser, que es la pena más lacerante".
"Manual del distraído", Alejandro Rossi
"Nos han engañado y nos seguirán engañando. Sin embargo es imposible vivir creyendo que en cada ocasión se requiere un examen cuidadoso o una contraprueba [...] Creer en el mundo externo, en la existencia del prójimo, en ciertas irregularidades, creer que de algún modo somos únicos, confiar en determinadas informaciones, corresponde no tanto a una sabiduría adquirida o a un conjunto de conocimientos, sino más bien a lo que Santayana llamaba la fe animal, aquella que nos orienta sin demostraciones o razonamientos, aquella que, sin garantizarnos nada, nos separa de la demencia y nos restituye a la vida".
"Los apuntes de Malte Laurids Brigge", Rainer Maria Rilke
"Al destino le gusta inventar dibujos y figuras. Su dificultad está en lo complicado. Pero la vida es difícil por su simplicidad. No tiene más que algunos elementos de una grandeza que nos sobrepasa [...] Siempre la amante supera al amado, porque la vida es más grande que el destino. El don de sí misma puede ser infinito; ésa es su felicidad. Pero la miseria sin nombre de su amor ha sido siempre ésta: que se le ha pedido limitar este don".
"Casa tomada", cuento de Julio Cortázar
"Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia. Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella [...] A veces llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes de que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por los bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde".
"El cuaderno rojo", Paul Auster
"Tengo pocas esperanzas de resolver algún día este pequeño misterio. El bromista ha borrado hábilmente sus huellas, y no ha vuelto a dar señales de vida. Lo que no acabo de entender de mi propia actitud es que nunca he tirado la carta, aunque sigue dándome escalofríos cada vez que la miro. Un hombre sensato la habría tirado a la basura. En vez de eso, por razones que no comprendo, la conservo en mi mesa de trabajo desde hace tres años, y he dejado que se convirtiera en un objeto más, permanente, entre mis plumas, cuadernos y gomas de borrar. Quizá la conservo como un monumento a mi propia locura. Quizá sea el medio de recordarme que no sé nada, que el mundo en el que vivo no dejará nunca de escapárseme".
"Locus Solus", Raymond Roussel
"Aquel jueves de comienzos de abril, mi sabio amigo el maestro Martial Canterel me había invitado a visitar, con otros de sus íntimos, el inmenso parque que rodeaba su hermosa villa de Montmorency. Locus Solus -tal es el nombre de la propiedad- es un sereno retiro donde a Canterel le gusta proseguir con toda calma espiritual sus múltiples y fecundos trabajos. En ese lugar solitario se encuentra suficientemente al amparo de los ajetreos de París, y puede no obstante trasladarse a la capital en un cuarto de hora cuando sus investigaciones le exigen demorarse en cierta biblioteca especializada o llega el momento de comunicar al mundo científico, en una conferencia extraordinariamente concurrida, algún descubrimiento sensacional".
"Libertad bajo palabra", Octavio Paz
ESCRITURA / "Cuando sobre el papel la pluma escribe, / a cualquier hora solitaria, / ¿quién la guía? / ¿A quién escribe el que escribe por mí, / orilla hecha de labios y de sueño, / quieta colina, golfo, / hombro para olvidar al mundo para siempre? / Alguien escribe en mí, mueve mi mano, / escoge una palabra, se detiene, / duda entre el mar azul y el monte verde. / Con un ardor helado / contempla lo que escribo. / Todo lo quema, fuego justiciero. / Pero este juez también es víctima / y al condenarme, se condena: / no escribe a nadie, a nadie llama, / a sí mismo se escribe, en sí se olvida, / y se rescata, y vuelve a ser yo mismo.
"Pedro Páramo", Juan Rulfo
"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerle todo. ‘No dejes de ir a visitarlo -me recomendó-. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte'. Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas. Todavía antes me había dicho: No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro."
subir